Este 4 de marzo se celebra, por primera vez, el Día Internacional del Virus del Papiloma Humano. Una jornada para concienciar sobre la importancia de la prevención para evitar esta enfermedad que se asocia al 100 % de los casos de cáncer de cuello de útero.

Aunque la mayoría de las infecciones por VPH desaparecen por sí mismas y la mayoría de las lesiones precancerosas se resuelven de forma espontánea, existe un riesgo de que las infecciones por VPH se cronifiquen y las lesiones precancerosas evolucionen hacia un cáncer de cervix o cuello de útero. La relación entre el Virus del Papiloma Humano y el cáncer de cuello de útero fue descubierta por el científico, médico y profesor alemán Harald Zur Hausen, premio Nobel de Medicina en 2008, que visitó nuestro país de la mano de Constantes y Vitales y el CNIO.

Los últimos datos recogidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) estiman que en 2018 murieron por cáncer de útero alrededor de 311.000 mujeres, un 85% en regiones menos desarrolladas. Además, en estos territorios, el pasado año se dieron hasta 570.000 nuevos casos de este tipo de cáncer.

Para combatir una enfermedad, que se posiciona en cuarto lugar con respecto a los tipos de cáncer más frecuentes en mujeres, la prevención es vital. La OMS establece tres fases:

La prevención primaria, que abarca a niñas de entre 9 y 14 años, conlleva una vacunación anti-PVH, que en países desarrollados ha reducido un 80%, no solo la infección por esa clase de virus, sino también los casos de cáncer cervicouterino.

En mujeres mayores de 30 años, la prevención secundaria dictada por la OMS recoge una consulta de detección y tratamiento consistente en rápidas pruebas a llevar a cabo en el momento; y que concluye en una tercera fase en caso de detectarse este cáncer invasivo.

En la tercera etapa, si se detecta un caso de cáncer, será necesaria cirugía, radioterapia, quimioterapia y cuidados paliativos. Para evitar llegar a este extremo, se recomienda que la fase de vacunación se produzca en una edad temprana, antes de la exposición al VPH. Ya que de otra forma, no serviría para combatir los casos de infecciones por este virus, ni las enfermedades asociadas.

La eficacia de las vacunas para prevenir las infecciones por e Virus del Papiloma Humano está demostrada. En la actualidad hay tres inyecciones que protegen contra los PVH 16 y 18, causantes del 70% de los casos cáncer de cuello de útero.

A pesar de lo que se cree, este virus no solo es una cuestión de niñas o mujeres en la adolescencia, sino que debe implicar otros grupos cuya exposición al Virus del Papiloma Humano conlleva un riesgo evidente. Algunos países han empezado a vacunar a los niños, dado que la vacunación previene los cánceres genitales tanto en hombres como en mujeres.

Actualmente, hay tres tipos diferentes de pruebas de detección recomendadas por la OMS:

Pruebas de detección de tipos de VPH de alto riesgo.

Inspección visual tras la aplicación de ácido acético.

Citología convencional (prueba de Papanicolaou) y citología en base líquida.

La OMS ha elaborado una guía sobre cómo prevenir y combatir el cáncer de cuello de útero mediante la vacunación, el cribado y el tratamiento del cáncer invasivo. Asimismo la Organización colabora con determinados países para elaborar y aplicar programas integrales.