Un equipo del Instituto de Microelectrónica de Barcelona (IMB-CNM-CSIC) ha desarrollado un nuevo test de diagnóstico molecular capaz de detectar infecciones víricas en un tiempo máximo de 40 minutos, sin necesidad de procesamiento previo de la muestra y con un coste estimado por análisis inferior a un euro.

La prueba está diseñada para usarse directamente sobre muestras nasofaríngeas, sin requerir amplificación genética como las pruebas PCR, y ha demostrado una sensibilidad del 100 % y una especificidad del 93 % en la detección del ARN del SARS-CoV-2.

“El dispositivo incluye microfluídica en papel, medida electroquímica en un chip de silicio y nanopartículas magnéticas funcionalizadas complementarias a secuencias del ARN viral”, explicó César Fernández, investigador principal del proyecto. Gracias a esta combinación, es posible detectar directamente la presencia del virus, sin depender de laboratorios ni personal especializado.

Diagnóstico rápido, portátil y sin laboratorio

A diferencia de los test de antígenos, que también ofrecen resultados rápidos pero no detectan secuencias de ARN viral ni garantizan un diagnóstico molecular, el nuevo dispositivo ofrece la fiabilidad de una PCR con la velocidad de un test rápido. Durante la pandemia, las pruebas PCR requerían un proceso más largo, con transporte de la muestra al laboratorio y tiempos de espera superiores a 24 horas. Este nuevo sistema busca cubrir esa necesidad diagnóstica directamente en el punto de atención.

“Es un dispositivo electroquímico muy simple, barato y de bajo consumo”, añadió Fernández. Su diseño permite un uso versátil y podría aplicarse en el futuro a otras enfermedades infecciosas, lo que facilitaría programas de cribado masivo incluso en países con menos recursos.

El dispositivo está compuesto por tres elementos principales: un chip de silicio con electrodos de oro, un componente fluídico de papel y una carcasa de metacrilato. El papel, que actúa como soporte desechable para el análisis, puede reciclarse con normalidad. Las nanopartículas magnéticas empleadas están modificadas con hebras de oligonucleótidos complementarios al ARN viral, lo que permite separar y concentrar el biomarcador en el medio de análisis de forma eficaz.

Actualmente, se está validando un prototipo preindustrial que integra la electrónica de medida con una batería de móvil y una app de control, lo que permitiría un dispositivo completamente autónomo, interconectado y portátil.

El proyecto se inició en 2020, durante la emergencia sanitaria de la covid-19, y ha sido desarrollado por el IMB-CNM-CSIC en colaboración con el Instituto de Química Avanzada de Cataluña (IQAC-CSIC), la Universitat de Barcelona, el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBMSO-CSIC) y el Hospital Universitari Germans Trias i Pujol de Badalona.

La investigación ha sido financiada con fondos propios del CSIC, mediante donaciones y a través del plan de recuperación gestionado por la Plataforma Temática Interdisciplinar Salud Global del CSIC.