La psicosis en los niños es rara, pero es posible, incluso a la edad de 4 años. Una nueva investigación publicada en el ‘American Journal of Psychiatry’ muestra que muchos niños con psicosis de inicio temprano presentan variantes genéticas del número de copias (CNV) o duplicaciones y supresiones de trozos de ADN.

Los investigadores instan a que se hagan pruebas de microarrays cromosómicos a cualquier niño con síntomas psicóticos.

Detectar variantes del número de copias (CNV) en un niño con psicosis permite fomentar su tratamiento y examinar a otros miembros de la familia para ver si están en riesgo.

El doctor Joseph González-Heydrich, psiquiatra del Hospital Infantil de Boston (Estados Unidos) y autor del estudio, trató a un niño de 6 años que empezó a oír voces que salían de las paredes y que le decían que se hiciera daño a sí mismo y a los demás.

Otro paciente de 4 años, tuvo alucinaciones con monstruos, un lobo, arañas y un hombre con sangre en la cara. Tras la administración de medicamentos antipsicóticos las alucinaciones cesaron.

Aunque los niños son conocidos por su activa imaginación y es raro que tengan síntomas psicóticos, realizadas las pruebas de matriz cromosómica, se descubrió que ambos niños tenían variantes genéticas del número de copias (CNV), es decir, presentaban pocas o demasiadas copias de secciones de ADN.

Los hallazgos del estudio

En el Centro de Investigación de Psicosis Temprana (EPICenter) del Boston Children’s, González-Heydrich, David Glahn y Catherine Brownstein, han analizado genéticamente a 137 niños y adolescentes con lo que se conoce como psicosis de inicio temprano, o síntomas psicóticos que aparecen antes de los 18 años.

Más del 70 % de los niños del estudio habían comenzado a experimentar psicosis antes de los 13 años. El 28% cumplía los criterios formales de la esquizofrenia, con síntomas persistentes e incesantes.

Todos se sometieron a pruebas sistemáticas para detectar duplicaciones y supresiones de ADN, denominadas conjuntamente variantes del número de copias (CNV), y un sorprendente 40% dio positivo.

Las CNV eran tan comunes como lo son en los niños con autismo, a los que a menudo se les examina en busca de CNV en la clínica. En muchos casos, las CNV identificadas también se habían relacionado con otros trastornos psiquiátricos y del neurodesarrollo.

“Nuestros hallazgos son un argumento de peso para la realización de pruebas de microarrays cromosómicos en cualquier niño o adolescente diagnosticado de psicosis” afirma Brownstein.

Las familias suelen sentirse aliviadas al saber que los síntomas psicóticos de su hijo tienen un componente biológico.

La psicosis de su hijo puede haber sido mal diagnosticada, atribuida a una fase normal del desarrollo, a tensiones como el acoso escolar, o incluso achacada a una mala crianza.

“Muchos padres sienten que se les pone bajo el microscopio, o incluso se les acusa de desencadenar los síntomas de su hijo. Es un paralelismo con lo que ocurría con el autismo hace una generación”, apunta González-Heydrich.

En otros casos, la psicosis puede pasar desapercibida porque el niño también tiene autismo u otro trastorno del desarrollo.

Más de un tercio de los niños del estudio tenía un diagnóstico de trastorno del espectro autista, el 12% tenía discapacidad intelectual y el 18% tenía antecedentes de convulsiones.

Por último, algunos clínicos bien intencionados son reacios a estigmatizar a un niño diagnosticándole psicosis y prefieren observar y esperar. Pero el hallazgo de una CNV podría justificar un administración de medicamentos antipsicóticos para ver si ayudan.

“Cuanto más tiempo pasa la psicosis sin ser tratada, más difícil es tratarla después. Si podemos tratarla antes y de forma adecuada, es probable que al niño le vaya mejor a lo largo de su vida”, alerta Glahn.

Qué síntomas deben alertarnos

Muchos niños tienen comportamientos que pueden parecer psicosis, como la de tener un amigo imaginario.

Pero la verdadera psicosis es angustiosa para los niños y está fuera de su control, según Glahn y González-Heydrich.

En algunos niños, los síntomas psicóticos aparecen y desaparecen. Cuando un niño está estresado, enfadado, muy deprimido o tiene cambios de humor suelen aparecer. Pero en los niños con esquizofrenia verdadera, los síntomas son persistentes y extremos. Esto es muy raro en los niños menores de 10 años, pero se vuelve menos raro en la adolescencia y al principio de la edad adulta.

Los primeros signos de la enfermedad psicótica pueden ser generales. El niño puede volverse retraído. Su funcionamiento cotidiano puede disminuir, a veces drásticamente, interfiriendo en la escuela y en las relaciones. O puede tener arrebatos donde antes no los tenía.

Más tarde, las alucinaciones y la paranoia pueden arraigar, haciendo que el niño vea y oiga cosas que no existen, a menudo cosas que se sienten amenazantes.

“No se trata simplemente de que el niño piense que alguien habla de él porque tiene ansiedad social. Son voces criticándoles, asustándoles, diciéndoles que hagan cosas malas. O sentir que los desconocidos planean hacerles daño”, explica González-Heydrich.

¿Qué sucede si se detecta una CNV en un niño con psicosis?

Además de fomentar el tratamiento, descubrir una CNV en un niño con psicosis permite examinar a otros miembros de la familia para ver si están en riesgo.

Algunas CNV también pueden causar otras complicaciones médicas, como convulsiones, problemas cardíacos o debilitamiento de los vasos sanguíneos, que pueden vigilarse y tratarse.

Los miembros de la familia a los que se les ha detectado una CNV también pueden correr el riesgo de sufrir estos problemas médicos, aunque no presenten síntomas de comportamiento.

Además, una vez encontrada la CNV, los científicos pueden estudiar la función de los genes perdidos o duplicados. Lo que conduciría a una mejor comprensión de los orígenes de la psicosis temprana y posiblemente a mejores medicamentos antipsicóticos, que han cambiado poco desde la década de 1950.

“Todavía no tenemos medicamentos adaptados a las CNV. Pero cuando los padres se reúnen, organizan e identifican la investigación dedicada a su CNV particular. Podemos estudiar a sus hijos como grupo y encontrar tratamientos eficaces mucho más rápido”.