Neutralizar una proteína conocida como inmunomodulina podría ayudar a controlar la ansiedad y el estrés característicos de patologías como el trastorno obsesivo compulsivo (TOC). De esta forma, sería posible el desarrollo de nuevos tratamientos enfocados en anticuerpos para tratar este tipo de trastornos.

Este descubrimiento parte de un estudio con ratones, donde se observaba que niveles muy altos de esta proteína que aparece en los linfocitos provocaba un aumento en la ansiedad de los roedores. Un resultado que se demostraba por el incremento en los animales de comportamientos como cavar o arreglarse en exceso.

No obstante, al detener la generación de inmunomodulina a través de anticuerpos, se reducían considerablemente este tipo de comportamientos. De esta forma, los autores del estudio aseguran que existe una relación, cada vez más clara, entre el sistema inmunológico y los trastornos mentales.

A este respecto, y como subrayan los investigadores, estudios anteriores confirman que las personas con enfermedades autoinmunes tienen tasas más altas de probabilidades a la hora de desarrollar trastornos de salud mental como ansiedad, depresión o TOC.

De esta forma, al analizar la presencia de inmunomodulina en muestras de pacientes con trastorno obsesivo compulsivo, se ha probado que es hasta seis veces más elevada que en personas sin este trastorno. Un resultado que, además, se repite también en las muestras de personas que sufren trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH).

Si bien la investigación no ha demostrado la forma en que este tipo de proteína es capaz de alterar el comportamiento, los investigadores creen que podría deberse a la relación existente entre la inmunomodulina y la forma en que influye en los genes de las células cerebrales relacionadas con distintos tipos de trastornos.