En la actualidad, un paciente al que se le diagnostica un cáncer tiene cada vez mejores perspectivas, porque los medicamentos son cada vez más eficaces. Sin embargo, todavía existe un riesgo. Incluso después de que el tumor se haya reducido, porque puede volver a crecer después de un tiempo y extenderse a otros órganos.

Esta propagación tan agresiva por el cuerpo suele estar provocada por un pequeño grupo de células madre cancerígenas que se comportan de forma diferente a las demás y, por tanto, tienen un impacto significativo en la reaparición del cáncer.

Detectar estas células ha sido un gran reto en el campo de la investigación del cáncer durante muchos años. Para saber cómo funcionan realmente, los investigadores han necesitado descifrar la secuencia genética. Esto ha facilitado la determinación del funcionamiento de estas células y también la forma de destruirlas. Determinar el perfil genético es posible desde hace tiempo, pero determinar el perfil de las células individuales solo es posible desde hace unos años.

Para llegar a este hallazgo, los investigadores Miao-Ping Chien y Daan Brinks tuvieron que combinar toda una serie de técnicas para estar seguros de haber obtenido las células correctas.

Necesitaban un microscopio que pudiera obtener imágenes de un gran número de células simultáneamente, así como un software para analizarlas. Junto con las personas que trabajan en sus laboratorios, desarrollaron un microscopio que estudia continuamente las imágenes y "ve" qué células presentan un comportamiento anormal.

Ahora es posible detectar las células cancerosas agresivas, iluminarlas, separarlas de las demás y determinar la secuencia del ARN. Sabiendo lo que ocurre con esas células, se pueden desarrollar medicamentos basados en ello.