Este histórico acuerdo surge con el objetivo de evitar los errores cometidos durante la crisis de la covid-19 y mejorar la preparación y respuesta ante futuras emergencias sanitarias de escala global.
El tratado busca establecer directrices comunes para reforzar los mecanismos de prevención, preparación y actuación ante nuevas pandemias. Se centra en valores como la solidaridad y la reciprocidad, aunque algunos países en desarrollo han lamentado que muchos de los compromisos adoptados sean de carácter voluntario.
Un proceso largo y difícil
La iniciativa de crear un tratado de pandemias se remonta a diciembre de 2020, cuando varios líderes europeos propusieron formalmente esta herramienta legal. El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, respaldó la propuesta, y poco después los Estados miembros acordaron iniciar negociaciones, inicialmente con el plazo de finalizarlas en 2024. Sin embargo, la complejidad de los debates llevó a extender el proceso un año más.
Las negociaciones se llevaron a cabo a través de un Órgano de Negociación Intergubernamental (INB) compuesto por los 194 Estados miembros de la OMS, aunque este número se redujo a 193 tras la retirada de Estados Unidos de la organización.
Según diplomáticos que participaron en las últimas rondas, el tramo final de las conversaciones incluyó sesiones maratonianas de hasta 24 horas seguidas, con momentos de tensión en los que el acuerdo pendía de un hilo. Muchos lamentaron que varios de los compromisos del tratado fueran de carácter voluntario, pero admitieron que se enfrentaban a una elección: “aceptar lo que había sobre la mesa o marcharse sin nada”.
Puntos clave del acuerdo
El tratado subraya que las pandemias representan una amenaza directa para las sociedades y las economías, y que la cooperación internacional es esencial para enfrentarlas eficazmente. Por ello, establece una serie de áreas clave:
- Refuerzo de los sistemas de alerta temprana y de vigilancia de enfermedades zoonóticas (aquellas que se transmiten de animales a humanos).
- Fortalecimiento de la bioseguridad en laboratorios, para prevenir fugas o malas prácticas.
- Creación de un mecanismo para el acceso y participación equitativa en los beneficios derivados de patógenos compartidos, en el marco de un sistema ya gestionado por la OMS.
Uno de los temas más difíciles fue el de la transferencia de tecnología médica. Los países en desarrollo pedían que los avances farmacéuticos, normalmente concentrados en países industrializados, fueran compartidos de forma más abierta. Sin embargo, los países con industrias farmacéuticas potentes se negaron a aceptar obligaciones vinculantes. El texto final resolvió este punto estableciendo que cualquier transferencia tecnológica será voluntaria, y “conforme a los términos que las partes hayan acordado mutuamente”.
Un paso histórico para la OMS
El tratado no solo sienta bases para futuras pandemias, sino que también podría reforzar el papel de la OMS en la gestión de emergencias sanitarias globales. Durante la pandemia de covid-19, la organización fue blanco de duras críticas por su supuesta falta de rapidez y previsión. En este contexto, el tratado representa una oportunidad de reafirmar su liderazgo y autoridad en el ámbito sanitario mundial.
Además, se trata del segundo gran acuerdo internacional de salud promovido por la OMS, tras la Convención Marco para el Control del Tabaco en 2003, lo que resalta su trascendencia.
Pese a las limitaciones del acuerdo y a las concesiones necesarias para lograr el consenso, la aprobación del tratado es vista como una “inyección de moral” para la OMS, que atraviesa dificultades financieras, agravadas por la salida de Estados Unidos, hasta hace poco su principal financiador.
La adopción oficial del tratado está prevista para la Asamblea Mundial de la Salud, que se celebrará del 19 al 27 de mayo en Ginebra. A pesar de las limitaciones del acuerdo, muchos diplomáticos consideran que representa un avance imprescindible para estar mejor preparados ante nuevas amenazas sanitarias que, como señalan los expertos, son inevitables.