El estudio concluye que la hiperconectividad incrementa significativamente la probabilidad de sufrir ansiedad, depresión, insomnio y bajo bienestar psicológico. Una situación que, además, afecta con mayor intensidad a las mujeres. Guillermo García, investigador principal del grupo TR3S.i de UNIR, explica que el uso intensivo y constante de las tecnologías, en cualquier momento y lugar, genera una presión de respuesta inmediata que invade los espacios de descanso.
Este fenómeno se conoce como tecnoestrés, y puede derivar en irritabilidad, agotamiento, alteraciones del sueño e incluso síntomas depresivos. Aunque el ámbito educativo figura entre los sectores más expuestos, el informe revela que otros sectores presentan mayor probabilidad de sufrir trastornos de ansiedad y depresión, pese a contar con menor nivel de hiperconectividad.
El estudio detecta diferencias claras entre géneros; aunque hombres y mujeres presentan niveles similares de conexión laboral, las mujeres hiperconectadas muestran peor bienestar psicológico, más ansiedad, más insomnio y más síntomas depresivos. Estas diferencias se relacionan con factores psicosociales como la dificultad para conciliar trabajo y vida personal, una carga que actúa como multiplicador del impacto de la hiperconectividad.
La edad también influye
La probabilidad de estar muy hiperconectado aumenta entre los 35 y los 49 años, coincidiendo con la etapa en la que suelen sumarse mayores responsabilidades familiares. Sin embargo, el estudio destaca que los jóvenes mantienen niveles elevados de conexión personal fuera del trabajo, especialmente por el uso de redes sociales, lo que también afecta a su descanso y calidad del sueño.
Hacia un modelo laboral más híbrido y saludable
Con el crecimiento del teletrabajo y los modelos híbridos, los investigadores subrayan la importancia de implementar políticas de desconexión digital. Las organizaciones que aplican estas medidas reducen la hiperconectividad entre su plantilla, sin embargo, quienes no las cumplen por iniciativa propia siguen expuestos a sus efectos negativos.
En este contexto, el CNCT recuerda que la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027 incluye la prevención del tecnoestrés y otros riesgos derivados de la digitalización.
Recomendaciones para evitar el tecnoestrés
El informe reúne una serie de medidas para abordar el problema desde distintos niveles:
- Legislación: garantizar el derecho a la desconexión digital recogido en el artículo 88 de la LOPDGDD.
- Conciliación: facilitar horarios flexibles, permisos y servicios que apoyen la vida familiar.
- Buenas prácticas: evitar revisar correos o mensajes fuera del horario laboral.
- Formación: informar sobre los riesgos del uso continuo de la tecnología y promover políticas claras.
- Detox digital: fomentar hábitos saludables como limitar pantallas antes de dormir o mantener rutinas de sueño.
- Apoyo psicológico: ofrecer técnicas de relajación, meditación o terapias psicológicas antes de recurrir a medicación.