El estudio realizado por la Universidad de Ciencia y Salud de Oregon y el Sistema de Cuidado de la Salud de Portland, en Estados Unidos, analizó una posible relación entre las apneas obstructivas del sueño no tratadas y un mayor riesgo de desarrollar Parkinson, la enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta el control del movimiento del cuerpo. Incluso después de ajustar factores como obesidad, edad e hipertensión, se detectó una fuerte relación entre la apnea del sueño sin tratar y el Parkinson. Entre las personas con apnea, quienes no utilizaron CPAP tenían casi el doble de posibilidades de desarrollar Parkinson que quienes sí lo hicieron.
El análisis fue publicado en JAMA Neurology, y se basó en los registros electrónicos de salud de más de once millones de veteranos de las fuerzas armadas de Estados Unidos atendidos entre 1999 y 2022. Según los investigadores, el uso del dispositivo que se conoce como presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP), puede disminuir de manera significativa ese riesgo.
La relación entre apneas del sueño y Parkinson
Las apneas del sueño afectan a cerca de mil millones de personas en todo el mundo según estimaciones recientes. En adultos, la prevalencia puede variar entre el 9% y el 38%. Muchas personas no reciben diagnóstico, lo que dificulta obtener cifras exactas en cada país.
El doctor Gregory Scott, coautor del estudio y profesor asistente de patología en la Escuela de Medicina de OHSU, manifestó: "No es en absoluto una garantía de que vayas a desarrollar Parkinson, pero sí aumenta significativamente las posibilidades". Esta advertencia se apoya en los datos que muestran que, entre millones de personas con apneas del sueño, quienes no trataron la afección con CPAP presentaron casi el doble de posibilidades de padecer Parkinson en comparación con quienes sí utilizaron el dispositivo.
Las apneas del sueño, caracterizadas por interrupciones repetidas de la respiración durante el descanso nocturno, impiden que el cuerpo reciba suficiente oxígeno. El doctor Lee Neilson, autor principal del estudio y profesor asistente de neurología en OHSU, explicó: "Si dejas de respirar y el oxígeno no está en un nivel normal, probablemente tus neuronas tampoco estén funcionando a un nivel normal".
Si eso ocurre noche tras noche, año tras año, "puede explicar por qué solucionar el problema usando CPAP, podría aportar cierta resistencia frente a enfermedades neurodegenerativas, incluido el Parkinson", añadió. Neilson anticipó que estos resultados influirán en su práctica clínica. El especialista destacó la importancia de priorizar la calidad del sueño en la prevención de enfermedades neurológicas.
Cómo reducir el riesgo
El CPAP es un dispositivo que suministra aire a presión continua para mantener abiertas las vías respiratorias durante el sueño. Se utiliza en personas diagnosticadas con apnea obstructiva del sueño, bajo preinscripción médica. A pesar de que algunos pacientes muestran reticencia a utilizar el CPAP, Scott destacó la experiencia positiva de muchos veteranos.
"Los veteranos que usan su CPAP lo adoran", manifestó Scott. "Se lo cuentan a otras personas. Se sienten mejor, están menos cansados. Quizá si otros conocen esta disminución del riesgo de enfermedad de Parkinson, eso convenza a más personas con apneas del sueño de probar el CPAP".
Los investigadores destacaron que todavía es necesario continuar las investigaciones para entender los métodos que vinculan ambas enfermedades. A su vez, destacan la importancia de impulsar campañas de concientización pública que informen sobre los posibles riesgos y sobre la necesidad de diagnosticar y tratar las apneas del sueño a tiempo, con la meta de reducir el impacto de patologías neurológicas como Parkinson.
El estudio contó con la colaboración de investigadores de la Universidad de Washington y el VA Puget Sound Health Care System, y recibió la financiación de varias instituciones. Recibió el apoyo del Departamento de Asuntos de los Veteranos, la Fundación John and Tami Marick Family, el Collins Medical Trust y el National Institute on Aging de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.