Los expertos argumentan que la mortalidad general debería ser el punto de referencia contra el cual se juzga la detección y la convocatoria de mayores estándares de pruebas para la detección del cáncer.

Consideran que hay dos razones principales por las que la detección del cáncer puede reducir la mortalidad específica de la enfermedad sin reducir significativamente la mortalidad general.

En primer lugar, los estudios pueden ser insuficientes para detectar un pequeño beneficio general de mortalidad y, en segundo lugar, las reducciones de mortalidad específicas de la patología pueden ser compensadas por las muertes debidas a los efectos aguas abajo del cribado.

Por ejemplo, las pruebas de cáncer de próstata producen numerosos resultados positivos falsos, que contribuyen a más de un millón de biopsias de próstata al año, que, a su vez, están vinculadas a daños graves, como ingreso hospitalario y la muerte.

Los hombres diagnosticados con cáncer de próstata también presentan más probabilidades de sufrir un ataque al corazón o suicidarse en el año después del diagnóstico o de morir por complicaciones del tratamiento para cánceres inofensivos. Sin embargo, los datos han demostrado que el público tiene un sentido aumentado de los beneficios y una menor sensación de los daños del cribado, escriben.