Investigadores de la Universidad de Arizona, junto con la Universidad de Stony Brook y la Facultad de Medicina de la Universidad de Wake Forest, en Estados Unidos, han descubierto que las neurotoxinas del veneno de las serpientes de cascabel contienen una enzima que podría ser clave en la mortalidad causada por la Covid-19.

Este mecanismo molecular puede suponer un nuevo camino terapéutico para reducir la mortalidad del virus, tal y como publican los científicos en el Journal of Clinical Investigation. Para realizar el estudio, analizaron la sangre de dos cohortes de enfermos con Covid-19.

Tras el análisis, descubrieron que en ella circulaba una enzima denominada fosfolipasa A2 secretada del grupo IIA, o sPLA2-IIA, que podría servir para determinar qué pacientes con coronavirus grave terminan siendo vencidos por él.

La sPLA2-IIA presenta similitudes con una enzima que se encuentra presente en el veneno propio de las serpientes de cascabel y apenas está presente en la sangre de las personas sanas; sin embargo, en caso de que se produzcan infecciones bacterianas, su función es crítica porque destruye las membranas celulares microbianas.

Esto quiere decir que, si la sangre de los individuos tiene grandes cantidades de esta enzima, es capaz de destruir las membranas de los órganos vitales. En un primer momento, la función de la enzima sPLA2-IIA en pacientes con Covid-19 es la de intentar matar al virus.

Sin embargo, llega un momento en que se liberan grandes cantidades de la misma, por lo que comienza a destruir las membranas de las células del enfermo, produciendo la insuficiencia de varios órganos y llegando a originar la muerte del paciente.

Ya existen inhibidores de sPLA2-IIA disponibles y clínicamente testados; la novedad que aporta este estudio consiste en una nueva terapia para terminar con la muerte por coronavirus gracias al análisis de sangre realizado a las dos cohortes mediante el aprendizaje automático.

En el análisis, además de estudiar factores de riesgo tales como la edad, el índice de masa corporal o las enfermedades preexistentes, se centraron en las enzimas bioquímicas y en los niveles de metabolitos lipídicos de los pacientes.

Gracias a ello, los investigadores pudieron determinar patrones de metabolitos en pacientes que sucumbieron al virus. Estos metabolitos descubrieron que la energía de las células no funcionaba correctamente, así como la presencia de una elevada cantidad de la enzima sPLA2-IIA.

A través del mismo aprendizaje automático utilizado para analizar las muestras de sangre, los científicos elaboraron un árbol de decisión que les permitía predecir el riesgo de mortalidad a causa del coronavirus.

En este sentido, mientras que los individuos sanos tienen niveles de la enzima sPLA2-IIA en torno a medio nanogramo por mililitro de sangre, el 63% de los pacientes con Covid-19 grave que fallecieron presentaban niveles iguales o superiores a 10 nanogramos por mililitro.

Esta enzima acaba con las membranas celulares en presencia de inflamaciones graves como la sepsis bacteriana o el shock hemorrágico o cardíaco. La siguiente cuestión a abarcar es si esta enzima también es responsable de la aparición de la Covid permanente.