La investigación ha encontrado que los niños que vivían en entornos con altas tasas de contaminación desde su nacimiento, tenían reducciones en el volumen de la materia gris y del grosor cortical a los 12 años; en comparación con aquellos que residían en zonas con niveles más bajos.

A pesar de que el porcentaje de pérdida es mucho menor de lo que se puede observar en un estado de enfermedad degenerativa, esta disminución puede influir en el desarrollo de varios procesos físicos y mentales.

La materia gris incluye regiones del cerebro involucradas en el control motor y en la percepción sensorial, como oír y ver. Mientras que el grosor cortical refleja la profundidad exterior de esta materia, el estudio ha puesto en relevancia que las regiones específicas en los lóbulos frontal y parietal y el cerebro se veían afectadas con disminuciones de entre el 3-4%.

A través de estos resultados, el principal autor del estudio ha asegurado que si la exposición a la contaminación es temprana, esta daña irreversiblemente el desarrollo del cerebro; por lo que las consecuencias estructurales podrían persistir en el tiempo.

Para realizar el análisis, los investigadores han usado imágenes de resonancia magnética con las que se obtenían impresiones anatómicas del cerebro de 147 niños de 12 años; de un subconjunto del Estudio de Alergia y Contaminación del Aire de la Infancia de Cincinnati (CCAAPS). El estudio, además, se ha basado en voluntarios menores de seis meses, de distintas zonas de la ciudad, para examinar cómo la exposición a la contaminación de tráfico influía en su salud.

Cada vez son más notables las consecuencias negativas que la contaminación tiene en nuestra salud, el algunos casos incluso puede llegar a aumentar el riesgo de sufrir ictus, Alzheimer y distintos tipos de cáncer, como el de pulmón.

Por este motivo y por la celebración del Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2, desde Constantes y Vitales recordamos la importancia que tiene disminuir estas emisiones y elegir alternativas más sostenibles, beneficiosas tanto para el ecosistema como para nuestra salud.