Después de las barreras físicas se encuentran el conjunto de células y de factores solubles que están en todo nuestro cuerpo para combatir en un primer choque a todo organismo dañino, según el presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), el doctor Marcos López Hoyos.

En muchas ocasiones, estas células de choque son capaces de eliminar al agente invasor sin que el resto de la maquinaria de la respuesta inmunitaria tenga que actuar. Por lo que, dichas células, que son los monocitos, las células dendríticas y los granulocitos, entre otras, son capaces de reaccionar frente a multitud de agentes peligrosos y tienen una gran potencia biológica, aunque no pueden actuar durante mucho tiempo.

Sin embargo, el doctor remarca que aunque todas las personas tenemos una inmunidad innata o natural, aquellas con defectos genéticos en estos componentes suelen tener enfermedades o inmunodeficiencias muy graves que causan infecciones desde la infancia y se relacionan con el desarrollo de problemas tumorales, entre otros.

Así, la inmunidad innata reacciona frente unas moléculas que indican un peligro endógeno para el organismo o un peligro exógeno, el cual denominamos por patrones moleculares de patógenos.

Mientras que, las personas también contamos con inmunidad adaptativa, es decir, con una respuesta inmunitaria superespecializada que comienza a actuar cuando los compuestos de la respuesta innata les mandan señales porque no pueden con el peligro generado. Existen dos tipos fundamentales: la celular, y la tumoral o de anticuerpos, que contribuyen a montar toda la respuesta especializada; y las células B, que son las que producirán los anticuerpos que tienen una función neutralizante del peligro.

Todo este ejército de células inmunitarias especializadas son capaces de adaptar sus capacidades en función de cómo va siendo la batalla frente al agente peligroso, y, es por eso por lo que se llama inmunidad adaptativa, ya que se adaptan a la amenaza.

Por otro lado, las vacunas, como las potenciales contra el Covid-19, entrenan al sistema inmunitario frente a un hipotético enfrentamiento contra una infección, pero sin pasarla. Además, estas le ayuda a reconocer el agente, y prepara a las células con la mejor estrategia para combatirla.

De este modo, las vacunas y la seroterapia, que consiste en el suero de pacientes convalecientes que han demostrado una respuesta inmunitaria adaptativa con producción de anticuerpos neutralizantes, son importantes para frenar la pandemia provocada por el nuevo coronavirus.