Los casos de cáncer de estómago están siendo detectados cada vez con mayor frecuencia en fases tempranas y tratables, un giro positivo en la lucha contra una de las formas de cáncer más letales. Así lo confirma un estudio presentado por la Clínica Cleveland en la Semana de las Enfermedades Digestivas (Estados Unidos) 2025, en el que se analizan las tendencias diagnósticas entre 2004 y 2021.

Según el doctor Mohamed Tausif Siddiqui, autor principal del trabajo, este avance se debe al perfeccionamiento de las técnicas de imagen endoscópica y a la expansión del uso de la endoscopia digestiva alta, que permiten identificar cambios sutiles en la mucosa gástrica. "Estos cambios son cruciales, ya que una detección precoz facilita tratamientos menos agresivos y mejora el pronóstico del paciente", señaló Siddiqui.

Los datos, extraídos de la base de datos SEER-22 del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU., revelan que los diagnósticos de cáncer gástrico en etapa inicial crecieron un 53% en el periodo analizado. Por el contrario, los casos avanzados, con afectación de ganglios linfáticos u otros órganos, descendieron significativamente. En 2021, por primera vez, el estadio temprano fue el más común en el momento del diagnóstico, superando a los más avanzados.

La incidencia general del cáncer de estómago también ha mostrado una leve disminución, pasando de 8,44 casos por cada 100.000 habitantes en el año 2000 a 7,53 en 2021, con su punto más bajo en 2020, probablemente afectado por la interrupción de servicios médicos durante la pandemia de COVID-19.

El estudio también destaca la utilidad de nuevas tecnologías como los endoscopios de alta definición, las imágenes de banda estrecha y la ecografía endoscópica. Estas herramientas, junto a una mayor sensibilidad clínica hacia los síntomas digestivos persistentes, han sido determinantes para el cambio de tendencia.

Entre los factores de riesgo para desarrollar cáncer gástrico figuran la infección por Helicobacter pylori, los antecedentes familiares, determinadas afecciones genéticas y síntomas como reflujo persistente. La enfermedad suele pasar desapercibida en fases iniciales, ya que sus síntomas pueden confundirse con problemas digestivos comunes: náuseas, dolor abdominal, pérdida de apetito, fatiga o pérdida de peso inexplicada.

En España, este tipo de cáncer es el quinto más frecuente, según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), aunque su mortalidad se ha reducido en los últimos años. La tasa global de supervivencia a cinco años ronda el 30-35%, pero este porcentaje aumenta significativamente cuando se diagnostica en fases tempranas.

El doctor Amit Bhatt, también de la Clínica Cleveland, subraya la necesidad de profundizar en las investigaciones para adaptar los programas de detección precoz a las poblaciones con mayor riesgo, lo que podría reforzar la prevención desde la salud pública.

En definitiva, los resultados del estudio abren una puerta a la esperanza: si se continúa mejorando la tecnología diagnóstica y se refuerzan las estrategias de cribado, la batalla contra el cáncer de estómago podría empezar a inclinarse a favor de los pacientes.