Las personas adultas por debajo de los 60 años invierten su tiempo de ocio en actividades sedentarias que incluyen la lectura, el uso de ordenadores o la televisión, y van acompañadas de una escasa actividad física.

Esto produce un mayor riesgo de padecer un accidente cerebrovascular frente a aquellas personas con una alta actividad física, según un estudio publicado en la revista Stroke, de la Asociación Americana del Ictus.

Las estadísticas de la Asociación Americana del Corazón afirman que los adultos en Estados Unidos invierten una media de 10,5 horas diarias conectados a los teléfonos móviles, los ordenadores o viendo la televisión, especialmente los adultos de 50 a 64 años.

En este sentido, la muerte por ictus está aumentando entre los adultos de 35 a 64 años; por su parte, investigaciones anteriores afirman que casi 9 de cada 10 ictus podrían ser originados a causa de factores de riesgo modificables, como estas conductas sedentarias.

Por ello, los investigadores estudiaron durante una media de nueve años el tiempo diario que empleaban en actividades sedentarias 143.000 individuos sin antecedentes de accidentes cerebrovasculares, enfermedades del corazón o cánceres.

Los científicos dividieron estas actividades en cuatro categorías en un intervalo de menos de cuatro horas diarias a más de ocho horas diarias. Del mismo modo, dividieron la actividad física en cuatro categorías iguales, donde la más baja se correspondía con caminar diez minutos al día.

En este sentido, la Asociación Americana del Corazón recomienda que los adultos realicen un total de 150 minutos o 2 horas y media de actividad física con una intensidad moderada a lo largo de la semana.

Durante el estudio, se produjeron 2.965 accidentes cerebrales, de los cuales, casi el 90% fueron isquémicos, el tipo más común producido por la obstrucción de un vaso sanguíneo cerebral.

Los adultos de 60 años o menos presentaron una media de 3,9 horas diarias de ocio sedentario. Por su parte, los adultos de 60 a 79 años presentaron una media de 4,4 horas diarias de ocio sedentario, y los de 80 o más años mostraron una media aún más elevada.

El grupo inactivo con ocho o más horas de tiempo sedentario y poca actividad física presentó un riesgo siete veces mayor de sufrir un ictus frente a los que afirmaron pasar menos de cuatro horas de sedentarismo y mayor actividad física.