La soledad es un problema que puede sufrir cualquiera, pero afecta en mayor medida a mujeres, jóvenes, las personas con pero salud y las personas con discapacidad. Así lo recoge Fundación ONCE y Fundación AXA en el "Barómetro de la Soledad no Deseada en España 2024".

Raúl Ruiz, uno de los investigadores, ha explicado en la presentación del informe que la mitad de la población (49,3 %) sufre en el presente o ha sufrido en el pasado soledad no deseada de manera intensa.

En el acto, el ministro de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, Pablo Bustinduy, ha destacado la importancia de apostar por políticas públicas con "enfoque transversal" para el conjunto de la sociedad. Bustinduy explica que para prevenir estas situaciones apuesta "por crear y afianzar redes de amistad, de vecindad, de asociacionismo, redes de apoyo que puedan dar estabilidad" pero que no generen estigma. También ha recordado que este problema puede tener mayor o menor intensidad y que está relacionado con el contexto en el que se vive.

La soledad puede conducir a prácticas de sadfishing.
La soledad puede conducir a prácticas de sadfishing. | Shutterstock

El barómetro, basado en una encuesta realizada a 2.900 personas de entre 18 y más años, muestra que las relaciones sociales online son más frecuentes entre las personas que sufren soledad que entre las que no la sufren. No obstante, independientemente de la vida social, "el núcleo de convivencia es clave", ha señalado el experto.

¿Quiénes suelen sufrir más este problema?

Dos de cada tres personas (67,7 %) que sufren soledad llevan en esta situación desde hace más de 2 años y un 59 % desde hace más de tres.

En España la soledad crónica, aquella que se prolonga dos o más año, alcanza al 13,5 % de la población. La soledad no deseada es algo más frecuente entre mujeres (el 21,8 %) que entre hombres (18 %); pero las diferencias son especialmente amplias a partir de los 55 años, donde los niveles educativos son más bajos y en los núcleos urbanos.

Por edad, está especialmente extendida entre la juventud y va decreciendo con la edad hasta alcanzar el valor mínimo en la franja de 55 a 74 años, aunque vuelve a subir a partir de los 75 años. Tener una salud muy mala, mala o regular implica una probabilidad 3 veces mayor de sufrir soledad no deseada y y aumenta la probabilidad de vivir con un problema de salud mental en 2,4 veces.

Existen factores que además de una mayor prevalencia implican una mayor probabilidad de sufrir soledad no deseada, como tener dificultades económicas, origen extranjero, vivir con un problema de salud mental, ser joven o estar en desempleo teniendo entre 30 y 54 años.

Hombre en soledad
Hombre en soledad | Pixabay

Las personas en situación de desempleo tienen una tasa de soledad más del doble que las personas ocupadas (36,3 % frente a 16,2 %). De hecho, la soledad está muy relacionada con la capacidad económica. La prevalencia de este problema es dos veces más frecuente en la población que viven en los hogares que llegan con dificultad a fin de mes (30,1%) que en los que llegan con facilidad (13,3%).

El grado de satisfacción con la cantidad de relaciones familiares y de amistad es una circunstancia clave para la soledad no deseada, porque más de la mitad de las personas que sufren soledad no deseada afirman tener menos relaciones familiares, un 53,3 %, y de amistad, un 63,2 %, de las que quisieran.

La prevalencia de la soledad no deseada es el doble entre las personas que viven solas que entre las que viven acompañadas (34,5 % frente al 17,4 %). Además, es mucho menos frecuente entre las personas con mejor nivel educativo, y carecer de estudios superiores eleva la probabilidad de sufrir soledad en un 50 %.

Cómo se ve este problema en la sociedad

El 95 por ciento de las personas piensa que la soledad no deseada es un problema extendido en la sociedad y un problema social cada vez más importante; también que cualquier persona es vulnerable a la soledad y que es un problema invisible.

La menor prevalencia de la soledad se observa en los municipios de menor tamaño, que cuentan con menos de 10.000 habitantes, y la mayor en tamaños de hábitat intermedios, municipios de 10.000 a 50.000 habitantes. La soledad en la juventud es muy elevada en las zonas rurales y disminuye en las grandes urbes. Sin embargo, entre las personas mayores sucede a la inversa; la soledad es mucho mayor en las grandes urbes que en las zonas rurales.