En la primera mitad del siglo XX, la cima del Everest parecía cada vez más cercana. Desde la década de 1920, se sucedieron decenas de expediciones, algunas en solitario y consideradas casi suicidas. Sus protagonistas nos miran desde el pasado, en sepia, con el movimiento extraño de las cámaras antiguas. Visten ropas insuficientes, muchas veces con un aire chulesco, como si quisieran dejar claro que no pertenecen a esas latitudes.

Desde la década de 1920, se sucedieron decenas de expediciones, algunas en solitario y consideradas casi suicidas

El ser humano sabía poco o nada sobre el mal de altura ni los efectos de la falta de oxígeno en el cuerpo. Los cuerpos agazapados, casi sin poder respirar, de sherpas y alpinistas son habituales en los escasos documentos de la época. Hubo que esperar hasta 1953 para que una expedición lograra alcanzar la cima del monte Everest, coronando sus casi 8.849 metros de altura.

El primer sherpa en subir al Everest

Ese año, más de 300 porteadores, una veintena de sherpas y toneladas de suministros subieron por la cara norte para establecerse en el campamento base sur. Desde allí, organizaron una expedición de corte casi militar con el objetivo de alcanzar la cima.

En 1953, Tenzing Norgay y Edmund Hillary se convirtieron en las primeras personas en alcanzar la cima del Everest

Dos alpinistas intentaban ascender cada día, y cada pareja era elegida en función de su destreza por el jefe del grupo, John Hunt. El 29 de mayo de 1953, en el segundo intento, Tenzing Norgay y Edmund Hillary alcanzaron la cima a las 11:30 de la mañana, convirtiéndose así en las primeras personas en lograrlo.

Ambos fueron recibidos como héroes a su regreso: Hillary recibió el título de sir y Norgay todos los honores en la India. Norgay logró poner a su pueblo, los sherpas, en el mapa y, en los años siguientes, se convirtió en un firme defensor de la montaña y en la cara más visible de aquella comunidad que comenzó a sobrevivir gracias al alpinismo.

Su gesta sirvió para atraer a quienes intentaban emular a la pareja. Aquella región cambió en los años siguientes. Aparecieron nuevas oportunidades de trabajo para los sherpas. la comunidad se empezó a enfrentar a los primeros coletazos de la globalización y la inversión extranjera, intentando mantener la cohesión de su cultura sin darle la espalda al mundo que se abría ante ellos.

Siguiendo los pasos de su padre

Cuando Jamling Tenzing Norgay expresó a su padre su deseo de subir también hasta el pico, la respuesta del patriarca fue rotunda: "Yo escalé el Everest para que tú no tuvieras que hacerlo". Pero diez años después de su muerte, la expedición IMAX le brindó la oportunidad de hacerlo, y no la desaprovechó.

"Yo escalé el Everest para que tú no tuvieras que hacerlo"

El año 1996 siempre será recordado en el mundo del montañismo por las ocho muertes que se produjeron en dos días debido a las ventiscas en la cima. Jamling Tenzing Norgay reflexiona en Más cerca de mi padre sobre aquel viaje a la cima, pero también sobre su familia, la expedición que convirtió en leyenda a su padre y la comunidad a la que pertenece.

Desde abajo, el Everest no se parece a las imágenes que normalmente vemos en los documentales. Esa visión imponente oculta también las costumbres y el respeto de quienes crecen a sus pies, aprendiendo de todo lo que la montaña es capaz de dar, pero también de arrebatar en cualquier momento.

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