Pedro Martí

Editorial: Destino

Año de publicación original: 2025

Alma Ortega es capitán de la UCO de la Guardia Civil. Una investigadora seria y meticulosa que está pasando por un momento complicado, tras perder el pilar que la sustentaba emocionalmente, su marido. Sin embargo, su superior decide encargarle un caso complicado y bastante especial para Alma.

Belén Villalba, hija perfecta, buena amiga y excelente estudiante, inteligente, guapa y culta, ha desaparecido

Complicado porque se trata de la desaparición de una joven de dieciséis años: Belén Villalba. Una hija perfecta, buena amiga y excelente estudiante, inteligente, guapa y culta. Y especial para Alma porque ha ocurrido en su pueblo natal: Almansa, en Albacete. Es más, Belén es hija de una compañera suya de instituto, Llanos.

Pero hay algo más. La teniente de la Guardia Civil del pueblo, la responsable del caso que tiene que echarse a un lado para dejar el mando a la que viene de Madrid a arreglar las cosas es Paula, la hermana mayor de Alma. Una mujer resentida con su hermana y que no le va a poner las cosas fáciles.

No tan cliché como parece

Esas son las bases de La mala hija, una novela negra muy bien montada, sobre bases clásicas del género (una joven desaparecida, una investigadora atormentada con su pasado, un entramado de mentiras cuyas raíces se extienden mucho más allá de lo esperado) pero que aporta varios fogonazos de frescura que son muy de agradecer.

Pedro Martí ha querido convertir a su pueblo en un particular Twin Peaks o Monteperdido

Así, la relación de las dos hermanas, responsables de la investigación, consigue que el pasado de las guardiaciviles esté constantemente ligado a los avances del caso. Y que sea imposible separar lo personal de lo profesional.

Además, el ambientar toda la trama en un lugar tan concreto y distinto como Almansa, convierte a esta novela negra en algo peculiar. Con ambientaciones muy particulares y una oralidad tan llamativa como sonora. Una habilidad de Pedro Martí, almanseño como no podía ser de otra manera, que recoge las maneras de hablar de sus paisanos.

Él mismo ha asegurado en alguna entrevista que ha querido convertir a su pueblo en un particular Twin Peaks o Monteperdido. Una especie de Valle de Baztán manchego con sus peculiaridades gastronómicas y de carácter.

Un tobogán de 650 páginas

Todos estos elementos novedosos hacen que la lectura de La mala hija, tras un comienzo algo lento en el que el autor va presentando personajes y sentando las bases de la investigación, se convierta en algo adictivo. Los constantes interrogatorios cargados de tensión, los giros inesperados y la sonoridad del habla de algunos personajes hacen que olvides rápidamente el cliché del exnovio macarra bravucón y del padre altivo terriblemente enfadado con las autoridades.

Las más de 650 páginas de 'La mala hija' dejan de ser una montaña para convertirse en un tobogán por el que deslizarse

Y por eso, sus más de 650 páginas dejan de ser una montaña que escalar para convertirse en un tobogán por el que deslizarse. Y por el camino ir sospechando de todos... de las amigas amiguísimas, del profesor enamorado, del periodista interesado en el morbo, del idiota del exnovio, de las amigas no tan amigas e incluso de algún que otro familiar.

Un enredo tan bien tramado que sostiene el peso histórico de la novela negra y le hace justicia al género. A los que les guste jugar a detectives mientras leen, van a pasar un rato bien entretenido acompañando a Alma y a Paula en sus paseos por Almansa mientras descubren que ni siquiera las guardiaciviles son del todo inocentes.

Sigue el canal de Ahora Qué Leo en WhatsApp para estar al tanto de todas nuestras reseñas, reportajes y entrevistas.