Miqui Puig
Editorial: Magazzini Salani
Año de publicación original: 2025
Estamos condenados a nuestros nombres. Somos una extensión de los errores y las decisiones de otros que acaban, inevitablemente, enredadas en las nuestras. Las decisiones que tomaron nuestros padres se mezclan con las malas notas de la adolescencia, las cosas que dijimos sin pensar con las que no pensamos lo suficiente y así un largo etcétera que termina por componer todo lo que somos, lo que odiamos o lo que amamos profundamente.
Puig recorre su vida a fogonazos, a ritmo de bombo a negras
Miqui Puig no deja lugar a dudas, él no decidió nada de esto. Ni ser Miqui Puig ni convertirse en blanco de iras e insultos, pero tampoco ser cantante, dejar huella en la historia de la música en España o codearse con quienes estaban haciéndola también.
Músico, presentador, locutor, escritor, cantante... Nos quedamos sin espacio para brindarle a Puig una única definición que pueda condensar sus mejores y peores decisiones. Por eso, mejor que sean sus propias palabras las que lo hagan en Yo no quería ser Miqui Puig.
Vivir para cantarlo
Puig no explica su vida, la declama o canta por momentos. Lo hace a fogonazos rápidos, entre las referencias veladas y explícitas de su propia vida, a ritmo de bombo a negras, sin descanso y saltando décadas por el camino. Recuerda así sus inicios, lo que vino después de la primera excitación, la caída y la estabilidad. De bolos horribles como cantante a otros históricos tanto como protagonista o como público.
Este libro tiene algo de ajuste de cuentas, de poner los puntos sobre las íes
Le vemos convertirse en pionero del dj set indie, de eso que unos años más tarde se convertiría en un must (que dicen los horteras) y que ya a mediados de los 2.000 abarrotaban las sesiones en los festivales de música patrios. Antes del boom, antes de todo lo que es ahora, Puig ya estaba ahí, aguantando el gesto raro de quienes, él mismo explica, no entendían todavía lo que estaba por venir.
Porque este libro tiene algo de ajuste de cuentas, de poner los puntos sobre las íes. Puig no tiene reparos en señalar malas críticas, crónicas y entrevistas. De rememorar momentos que le dejaron mal parado, peinetas al público en prime time, insultos que le golpearon en su "punto de flotación" y que le hicieron tambalearse justo antes de ponerse en pie. Porque esto es una biografía, pero quien la escribe preferiría no haberlo hecho.
Es más, estos apuntes diarios que Puig ha ido escribiendo a lo largo de las décadas estuvieron a punto de perderse. Durante la pandemia dudó qué hacer con todos esos escritos y a punto estuvo de prenderles fuego, de hacerlos desaparecer. Pero en el último instante, trató de ponerles un orden y de ahí nació este libro.
Historia sentimental
Por eso se encarga de abrir boca Kiko Amat en su prólogo. Habitual en los mismos ambientes que encumbraron a Puig y experto en lo de esbozar personajes que viven y respiran a través de la música, Amat hace referencia a las "calabazas" que recibió el cantante, en cierta medida omnipresentes a lo largo de esta historia personalísima que nos brinda.
Como jurado lo que más le preocupó fue preparar a los artistas para el fracaso
Las entradas de su diario en la década de los noventa y primeros dosmiles están plagadas de nombres de mujeres. Estos vienen precedidos o seguidos de encuentros y desencuentros, de momentos que fueron definiendo la personalidad de Puig, de su romanticismo o de la imposibilidad para ejercerlo. Y de ahí a la decepción, a la fustigación y a la resignación y posterior calma que traen las canas.
Cuenta, a propósito del tiempo que fue jurado de un concurso de talentos de máxima audiencia en televisión, que lo que más le preocupaba era preparar para el fracaso a los artistas. Algo que ningún ejecutivo ni A&R hizo con él en Los Sencillos. Cuando echamos un vistazo a la vida de Puig, da igual de si es en pleno apogeo o en épocas de vacas flacas, nos seguimos encontrando con un personaje sensible, demasiado obcecado en la crítica pero que sabe disfrutar del piropo.
Pasión no es una palabra cualquiera
La de Puig es una vida construida alrededor del pop, del que trató con mimo como músico y del que observó con fascinación fanática como experto para diversos medios. Sus apariciones en programas desde mediados de los años 90 incrementaron el éxito de aquel personaje, imposible de matar. A la exposición se le sumó el sobrepeso, el sambenito de ser el 'gordito', dentro y fuera de platós, en guiones que pretendían explotar otras facetas de un joven Puig, ya cansado de caer en la repetición del chiste fácil.
En ese tiempo vuelve solo a casa, se refugia en los discos. Nos ofrece un plano cenital que gira sobre su eje como en una película de Jim Jarmusch. Vemos a Puig en posición fetal, sobre la cama mientras suena Casiotone For The Painfully Alone en un equipo de música, la canción es Bobby Malone moves home. Aquel joven descubre el amor, se reconcilia con sí mismo, se lanza a escribir un libro, sigue escribiendo canciones, la imagen se funde a negro pero la música sigue sonando.
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