Barcelona desde su otra cara, la de Kiko Amat: "Gente que viene de una desestructura, que viene de una rabia de un odio de clase, y esto no está solucionado. El odio de clase permanece. Tú sigues viviendo en el barrio chungo, con curros chungos entre familias razonablemente chungas".

Kiko Amat escribe sobre ellos y desde esta misma visión. 'Revancha', su última novela, nos habla de ultras, de neonazis, de criminales. "Lo primero que salta del libro es que es un libro de ultraviolencia proleta, pero son gente que aunque esté dañada todavía tiene un hueco en el corazón".

El propio autor creció en Sant Boi de Llobregat y en su currículo se cuentan profesiones que van desde vigilante de camping, operario de la Seat o, cuando la ocasión se prestaba, cleptómano: "Mis libros vienen de gente, de folclore local, de mitos, de anecdotario exageradísimo del lugar donde viví, de gente que conocí".

Algo que se nota hasta en el lenguaje que usan sus personajes, al que Amat ha añadido su aportación personal: "Hay una jerga que yo me he inventado para potenciar la parte de grupo estrecho, de casi de sociedad secreta".

Una historia de juventud, nostálgica, que nos lleva a plantearnos en qué han cambiado los jóvenes de hoy. "La forma en la que alguien de 16 años escucha trap, es la forma que la que yo escuchaba punk rock".

Para Kiko Amat cambian los significantes, pero no el significado. 'Revancha' llega igual a un joven de 20 que a un joven de 80.