La policía acude a una discoteca alertada por el posible robo de un bolso.

Hablan con el portero, quien explica a los agentes los extraños movimientos de los presuntos ladrones. Comenta que los sospechosos han salido con mucha prisa de la discoteca y que, poco después, han regresado nuevamente al local.

Retenidos por el portero, los implicados dan testimonio. Cuentan que habían encontrado el bolso y que, como no sabían qué hacer con él, lo han echado en un portal cercano.

Un presunto ladrón entrega a la víctima el móvil que echaba en falta. Los agentes, anonadados, le interrogan que de dónde lo ha sacado. Dice que se encontraba en el interior del bolso, y que lo había sacado con la intención de devolverlo.

Sin dar crédito a sus argumentos acuden con los implicados hasta el portal en el que han arrojado el bolso.

Recuperado, un agente lo revisa comprobando que además del móvil, falta dinero en la cartera. Trasladan a la chica, quien revisando sus pertenencias confirma la sospecha del agente.