El tren llegaba frenando, pero no había reducido la velocidad lo suficiente y choca con los topes. Las cámaras de seguridad captan el momento del impacto. El convoy llega a levantarse entre los primeros vagones.

En los últimos metros del Cercanías podrían estar las respuestas al accidente porque hasta llegar a ese punto máquina y conductor habrían respetado el reglamento de acceso a la estación. Un protocolo que se activa cuando el tren está a dos kilómetros o kilómetro y medio de hacer parada. A esa distancia está situada la señal de entrada. El convoy debe traspasarla con la luz en ámbar a no más de 30 kilómetros por hora. El conductor toma entonces el control del tren manualmente.

"Una frenada en un sistema automático podría provocar, incluso, un frenado excesivo y daños en los pasajeros", explica Luis Villar, maquinista de Renfe. Se acciona el frenado y el tren deber comenzar a reducir la velocidad de forma progresiva.

"A unos 200-300 metros se va reduciendo a unos 10 kilómetros por hora", añade Villar. Entonces, el vehículo debe parar dejando una distancia mínima con los topes. No lo hizo así el convoy accidentado en Barcelona. Las hipótesis de lo que pudo ocurrir no descartan ni el fallo humano ni el técnico.

Francisco Cárcenas, maquinista de Renfe, destaca que "hay dos posibilidades, una es que el freno no funcionase y la otra que acabase frenando tarde y se chocase con el tope". Luis Villar añade que "hay un corte de tensión de alimentación de catenaria en el momento de la actuación del freno y eso implica que el frenado eléctrico dejó de existir en la potencia adecuada".

El conductor del Cercanías accidentado, que es uno de los heridos leves, ha declarado ante los Mossos. Asegura que no recuerda nada del momento del impacto. Los investigadores también analizan ahora las dos cajas que registran los datos del trayecto.

Cárcenas sostiene que en las cajas está "absolutamente todo grabado, si frenó tarde, si hubo un fallo...". Las conclusiones de la investigación podrían tardar semanas.