Lo explica la experta en
migraciones y asilo e investigadora asociada de la Cátedra UNESCO en Población,
Migraciones y Desarrollo de la Universidad de Sapienza en Roma, Enza Roberta
Petrillo, en un informe auspiciado por la Foundation for European Progressive
Studies en el que concluye que "pese a esta alarmante tendencia, los
solicitantes de asilo menores no acompañados todavía sufren en Europa y
particularmente en Grecia e Italia, una protección inadecuada".
Según señala, aunque
estos niños a menudo son "invisibles en los datos y en las
políticas", las cifras que ofrece Eurostat permiten observar que la
mayoría de los que pidieron asilo en la UE en 2016 eran varones que procedían
de Afganistán (38%), Siria (19%), Iraq (7%) y Eritrea (5%). En total, dos
tercios de los afganos y ocho de cada diez sirios presentaron la instancia en
Alemania.
"Datos como estos
revelan hechos flagrantes", señala la investigadora, para destacar que
"el perfil social y económico de estos menores ofrece una fotografía
fidedigna de la desigualdad en el mundo, pues la mayoría proceden de países
frágiles y afectados por conflictos, con sistemas de bienestar débiles o
ausentes y altos niveles de inseguridad y subdesarrollo".
Para la experta, no
resulta sorprendente que la mayoría de estos chicos (68,9%) tengan entre 16 y
17 años, porque "consideran la migración como la única estrategia para
encontrar protección y poder sostener a sus familias". Con esta
motivación, los flujos han aumentado: Entre 2016 y 2017, el 70% de todos los
niños entre 14 y 17 años llegados por el Mediterráneo Central a los que atendió
la Organización Internacional de las Migraciones, habían hecho el viaje solos.
Pese al acuerdo entre la
UE y Turquía en 2016, se observó la misma realidad en la zona este del
Mediterráneo, pues según el mismo estudio de la OIM, el porcentaje de menores
viajando sólos se había incrementado "significativamente", pasando
del 18% en 2016 al 55% en 2017, cosa que la investigadora atribuye a los
problemas en Grecia, que acoge en la actualidad a unos 19.000 niños migrantes y
refugiados de los que más de 3.150 están solos, y a quienes ofrece
"estructuras inadecuadas, especialmente para menores".
"Condiciones
inadecuadas de recepción, ausencia de información adaptada para los niños, un
proceso de reubicación ineficiente, dispersión familiar y el miedo a la
detención o la deportación están impulsando la huída silenciosa de estos
menores del sistema de acogida de la UE, especialmente en Italia y Grecia",
denuncia el informe.
Según explica, esta
situación, junto al hecho de que "la ambición de la mayoría de los niños
en movimiento es reencontrarse con sus familias y sus compatriotas en el norte
de Europa, donde el desempleo es más bajo y el sistema de protección social,
más amplio" está provocando que los menores se pongan en manos de los
traficantes para seguir moviéndose, y acaban convertidos en víctimas de trata
de seres humanos, abuso y explotación.
"La Unión Europea
debería instar a los Estados miembro a superar su falta de solidaridad y
expandir sus vías legales de inmigración, empezando por la reagrupación
familiar", dice la experta, que incide en que todos los países europeos
han firmado la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño que les obliga
a buscar su interés superior, cosa que a su juicio no se está haciendo cuando
se trata de menores que viajan solos y necesitan asilo.