Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri, de origen albanokosovar, el partido contra Serbia no era uno más. Sus dos goles, que dieron la victoria a Suiza con una gran remontada, dejaron además dos celebraciones calcadas y cargadas con un profundo mensaje político.

A un lado de esta historia está Rusia, opuesta a la independencia de Kosovo y a favor de Serbia en la Guerra de los Balcanes y en los años venideros. Al otro, miles de familias albanokosovares que, obligadas por la guerra, se fueron a Suiza.

Rusia, indignada

Entre esas familias estaban las de Xhaka y Shaqiri, incluso el padre de Xhaka fue preso político durante más de tres años en la antigua Yugoslavia.

Fue la celebración más reivindicativa y política que se recuerda en los últimos años, una celebración que no ha gustado nada en Rusia. El Serbia - Suiza pudo parecer un partido más en la Copa del Mundo, pero lo cierto es que puede haber sido de los más importantes que se han jugado hasta ahora por este hecho.

La FIFA tiene la potestad de decidir si sancionar a estos dos jugadores por su celebración, ya que en el reglamento de la organización se penaliza a aquellos futbolistas que hagan gestos con connotaciones políticas.