La extrema turbidez y la degradación se han adueñado del Mar Menor hasta el punto de que éste podría ser el último año de la mayor laguna salada litoral de España, que ya ha perdido la tradicional transparencia de sus aguas.

Así lo pone de manifiesto la portavoz de la Plataforma Pacto por el Mar Menor, Isabel Rubio, con motivo de la celebración de las II Jornadas que ha organizado la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), bajo el título '2016: ¿El último año del Mar Menor?'.

Según Rubio, el Mar Menor, catalogado como Parque Natural, humedal Ramsar, Zona Especialmente Protegida de Importancia para el Mediterráneo (Convenio de Barcelona), Zona de Especial Protección para las Aves y Lugar de Importancia para la Conservación perteneciente a la Red Natura 2000, "ha sufrido un grave y progresivo deterioro en las últimas décadas y la protección internacional que tiene no se está respetando".

"Las distintas administraciones no ha hecho nada por evitar la entrada de vertidos durante los 365 días del año procedentes, principalmente, de la rambla de El Albujón", lamenta Rubio, quien señala que su progresivo deterioro se debe a éste y otros factores, tales como "una excesiva presión urbanística, malas prácticas de los ayuntamientos, como, por ejemplo, las llamadas regeneraciones de playas, proliferación de espigones e infraestructuras que han impedido la dinámica natural de las corrientes marinas".

Estos vertidos son, principalmente, de origen agrícola, en forma de abonos con gran presencia de fosfatos y "esta acumulación de nutrientes imposibles de asimilar por el ecosistema ha provocado que el Mar Menor se encuentre en una situación extrema y próximo a un punto de no retorno".