La Mara Salvatrucha, una de las más sanguinarias del país, domina el territorio visitado por las cámaras de laSexta. Allí, Israel Ticas pone en marcha su habitual modus operandi: desenterrar un cuerpo y largarse.

Israel tiene que trabajar rápido para evitar llamar la atención de los mareros o levantar suspicacias en la zona. Antes de dar con los cadáveres, ya sabe cómo se los va a encontrar: "La mayoría están en nueve partes. Les cortan el cuello, hacen un corte en el abdómen y parten la mitad desde el ombligo, quedando tórax y abdómen separados. Cortan las partes inferiores y los brazos..."

'He encontrado estacas en sus vaginas, botellas, navajas, sus cuerpos desmembrados, sus pechos cortados...'

Acompañamos a Israel durante el desenterramiento de una de las víctimas de las maras, pero antes nos ponemos en antecedentes de lo que vamos a encontrarnos: un vecino anónimo entró en una casa y fue testigo, a través de un agujero en la pared, de cómo unos pandilleros se deshacían del cuerpo de un joven. La madre de la víctima llamó a la Policía y, a partir de ahí, comenzaron las labores de excavación.

Tras dos días de trabajo, aparece una prenda de la víctima a 1,5 metros de profundidad y, posteriormente, el cuerpo desmembrado del joven asesinado, de 24 años: sus compañeros de pandilla lo emborracharon y descuartizaron antes de enterrarlo.

Los pandilleros y miembros de maras en El Salvador son conocidos por lo mucho que disfrutan de la violencia. En sus atrocidades participan colectivamente: se hacen partícipes unos a otros para evitar que nadie confiese después sus crímenes ante las autoridades.

Y con las mujeres, el ensañamiento es mucho peor. "Antes de matarlas las violan. He encontrado estacas en sus vaginas, botellas, navajas, sus cuerpos desmembrados, sus pechos cortados...", relata el propio Israel. En total, Ticas ha desenterrado ya a 621 cadáveres y por delante aún le quedan más de 100 tumbas localizadas tras la descarnada acción de las maras.