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La dieta del ciervo almizclero extinto revela por qué dos grupos de primates del Mioceno no convivieron

La dieta del ciervo almizclero extinto revela por qué dos grupos de primates del Mioceno no convivieron

Un equipo de científicos, de tres instituciones españolas, ha reconstruido la alimentación del rumiante Micromeryx, un ciervo almizclero extinto. Este animal habitó las mismas zonas que los primates hominoideos y pliopitecoideos y da la clave de por qué no convivieron en la Península: eligieron hábitats distintos.

La dieta del ciervo almizclero extinto revela por que dos grupos de primates del Mioceno no convivieron

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En la actualidad, en la península ibérica los únicos primates que viven en libertad somos los humanos y los anecdóticos macacos de Berbería de Gibraltar. Sin embargo, durante el Mioceno, la situación era muy distinta.

Concretamente en Cataluña se han identificado, al menos, cinco especies de primates que habitaron los bosques de este territorio hace 12.000 años. Los dos grupos principales fueron los hominoideos –actualmente representados por gorilas, chimpancés, orangutanes y humanos, entre otros– y los pliopitecoideos –extintos en la actaulidad– que no convivieron en la Península.

Un estudio, liderado por la Universidad de Zaragoza, en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid y el Institut Català de Paleontologìa Miquel Crusafont, ha analizado cerca de cincuenta restos dentales del ciervo almizclero Micromeryx. Esto les ha llevado a conocer por qué vivieron de forma separada los dos grupos de primates.

“Hemos descubierto que los hominoideos tenían preferencia por zonas más boscosas y húmedas. Los pliopitecoideos preferían hábitat menos húmedos y algo más fragmentados". dice Daniel de Miguel

“Hemos descubierto que los hominoideos tenían preferencia por zonas más boscosas, húmedas y estacionales, lo que encaja al ser especies más arbóreas. Los pliopitecoideos preferían hábitat menos húmedos, y algo más fragmentados, que les iría bien al tener hábitos más semiterrestres”, dice a Sinc Daniel de Miguel, investigador ARAID en la Universidad de Zaragoza y autor principal del estudio que publica la revista BMC Biology.

Los restos de ciervos analizados pertenecen a diferentes localidades del Abocador de Can Mata, “un yacimiento excepcional ubicado dentro de un vertedero de residuos urbanos en el término municipal de Hostalets de Pierola (Anoia, Cataluña)”, explica el científico.

El trabajo se centra en la reconstrucción de la dieta de este rumiante a lo largo del tiempo. Los investigadores estudiaron el desgaste de sus dientes y la composición isotópica de su esmalte dental. El hecho de saber lo que comían los rumiantes permite reconstruir el hábitat y clima local. Asimismo, ayuda a conocer por primera vez los ecosistemas en los que vivieron los primates asociados a ellos.

“Los rumiantes comieron lo que encontraron en cada momento. Esta gradación ambiental explica los cambios en la distribución de los dos grupos de primates”, argumentan los investigadores.

Aspecto en vida de un macho del ciervo almizclero Micromeryx en los bosques de Cataluña. /  Flavia Strani

Aspecto en vida de un macho del ciervo almizclero Micromeryx en los bosques de Cataluña. / Flavia Strani

Una vida arbórea y terrestre por separado

Tanto los hominoideos como los pliopitecoideos salieron de África hace entre 18 y 16 millones de años

Tanto los hominoideos como los  pliopitecoideos salieron de África hace entre 18 y 16 millones de años. Posteriormente se diversificaron por Asia y Europa, lo que dio lugar a distintos géneros y numerosas especies durante todo el Mioceno.

Al principio se pensó que la separación de ambos grupos se debía a una simple cuestión de muestreo. Es decir, que no se había excavado lo suficiente como para encontrar ambos grupos.

“Hace décadas que los paleontólogos nos preguntábamos por qué era tan poco habitual la coexistencia de estos dos grupos durante el Mioceno en Europa, existiendo un gran debate sobre el tema”, asegura De Miguel.

A pesar de esta gran diversidad, lo curioso es que tan solo en dos localidades (Cataluña y Hungría) se han encontrado fósiles de hominoideos y de pliopitecoideos en el mismo yacimiento. “Nunca se han encontrado juntos a excepción de estos dos casos. Como en todo, siempre hay una excepción a la regla”, continúa.

“Hace décadas que los paleontólogos nos preguntábamos por qué era tan poco habitual la coexistencia de estos dos grupos durante el Mioceno en Europa", añade De Miguel

Para dar respuesta a esta cuestión, el equipo investigador recurrió a Micromeryx, porque a pesar de ser especie alejada filogenéticamente de los primates, es muy habitual en los yacimientos fósiles de la época.

A partir de los datos obtenidos de Micromeryx los investigadores han comprobado que a lo largo del Mioceno se produjeron cambios profundos en el hábitat. La temperatura en el Mioceno decreció durante un millón de años y el clima pasó de ser subtropical a más seco. Los bosques densos y húmedos se transformaron en zonas más fragmentadas, con menos densidad arbórea y claros más abiertos.

Lo que concluye el trabajo es que los dos grupos de primates de la época, hominoideos y pliopitecoideos, no aparecen juntos en los mismos yacimientos porque vivían en distintos ecosistemas. Se pone fin así una de las grandes controversías que había en el estudio de los primates miocenos.

Respecto a la extinción de los pliopitecoideos, el investigador explica que es compleja. “Es cierto que el grupo de los hominoideos llega hasta la actualidad, pero con ‘parientes’ diferentes a los del Mioceno. Los pliopitecoideos sí se extinguen y no cuentan con parientes actuales. Podemos decir que los primates que hemos estudiado se extinguen por la aparición de bosques más caducos”, añade.

Para De Miguel, este estudio supone un avance muy importante en el conocimiento de los primates fósiles a escala mundial. Además, muestra que los estudios a escala local del paleoclima y de la distribución y evolución de las especies son imprescindibles para comprender los patrones globales.

Referencia:

De Miguel et al. “Palaeoecological differences underlie rare co-occurrence of Miocene European primates”. BMC Biology. 

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