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HA DEMANDADO A APPLE

La historia de Thomas Ross, el hombre que asegura que diseñó el primer iPhone en 1992

Thomas Ross pide 10.000 millones de dólares a Apple: dice que él diseñó el primer iPhone.

La historia de Thomas Ross

La historia de Thomas Ross Agencias

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En el mundo de las empresas tecnológicas las demandas vuelan de un lado para otro constantemente: Apple demanda a Samsung por haberle plagiado los diseños de sus iconos, Samsung hace lo mismo pero al revés, Google acusa a medio planeta de copiarle toda su ingeniería y desarrollo, Apple acusa a Microsoft de haberle plagiado básicamente todo lo que Steve Jobs creó...

Lo que no es tan frecuente es que sea un ciudadano particular el que demande a un gigante tecnológico. Y eso es precisamente lo que acaba de pasar en el país rey de las querellas civiles, Estados Unidos.

Del protagonista de nuestra historia, Thomas Ross, sabemos poco, muy poco. Por ahora, sólo dos cosas: por una parte, que es un habitante de Florida; por otra, que asegura haber diseñado el primer iPhone, allá por 1992.

Ross asegura que hace 24 años ya patentó una serie de diseños en los que Apple se habría basado para diseñar su primer iPhone. Y ya fue visionario, ya: el primer teléfono de Apple salió al mercado nada menos que en 2007, casi 15 años después de que sus visionarios diseños fuesen oficialmente patentados.

¿Se parece? Más bien... no

El asunto tiene su miga, con lo que conviene echar un ojo a los diseños de Thomas Ross. Según Ubergizmo, este estrambótico estadounidense patentó en 1992 un dispositivo inalámbrico, con una forma similar a la de los teléfonos móviles actuales, que además contaba con una disquetera y funcionaba bajo el sistema operativo Ms-Dos.

 

¿Se parece esto a un iPhone? La verdad es que... no, en absoluto. En realidad puede tener ciertas similitudes con cualquier teléfono móvil actual, pero no parece fácil establecer un vínculo rápido con un iPhone. Mucho nos tememos que el bueno de Ross tendrá que conseguir algún documento más que sus dibujos para poder ganar este juicio.

Además, y pese a que sus diseños fueron patentados en 1992, parece que Ross abandonó bien pronto sus creaciones, ya que no renovó el pago de las patentes y, en un momento dado, estas quedaron oficialmente abandonadas.

Pero si el asunto parece un poco extraño hasta ahora, agárrate los machos: Thomas Ross pide a Apple nada menos que 10.000 millones de dólares. Además, también pide que se le pague un 1,5% de los beneficios que dicho iPhone haya dado a Apple. En total, unos 4-5 millones de dólares.

No parece, desde luego, que su demanda vaya a llegar a buen puerto, aunque será curioso observar su evolución.

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