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BÚSQUEDA DE NUEVOS CARBURANTES ALEJADOS DEL PETRÓLEO

Llenarás tu depósito… ¡con bambú!

Nos quedamos sin petróleo. La materia prima de la que se obtiene la gasolina y el gasóleo que mueve los coches es un recurso no renovable, por lo que los investigadores no paran de estrujarse los sesos buscando nuevas formas de alimentar los motores. La última idea: utilizar la planta del bambú como combustible.

Una persona se dispone a repostar

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El principal problema de otros carburantes fabricados a partir de material vegetal es que, precisamente esas plantas (o sus frutos), también sirven como alimento. Es el caso de la soja o el maíz, que ya hace unos años provocó una crisis internacional entre Estados Unidos y México en la conocida como ‘crisis de las tortitas’. En su día el aumento del consumo de biocombustibles en Estados Unidos acabaría afectando al precio de un alimento básico en México: las tortitas de maíz. De ahí que los científicos se afanen en la búsqueda de nuevos carburantes alejados del petróleo y basados en cultivos no alimenticios.

Además, de momento, la producción de este etanol obtenido a partir de la celulosa es muy cara en comparación con los combustibles derivados del petróleo.

Ahora, en la Universidad de Indiana han ido un paso más allá y han utilizado el bambú para producir biocombustibles. Este tipo de cultivos necesita una menor cantidad de fertilizantes para crecer que los cultivos tradicionales y en muchos casos tienen un menor impacto sobre el sustrato.

Bambú

Para descomponer la celulosa y la hemicelulosa presente en las plantas, se usan enzimas que los transforman en azúcares simples. Para fermentar estos azúcares simples, los microbios usados necesitan nitrógeno para crecer correctamente, de modo que utilizan fertilizantes ricos en este compuesto, lo que incrementa el costo de la producción. Y es precisamente en este aspecto en el que la nueva investigación puede ayudar a reducir los costes.

Inicialmente los investigadores utilizaron plantas leñosas tropicales del género Miscanthus, plantas herbáceas pertenecientes a la familia de las Poaceae, el mismo que el del bambú. Pero en vez de usar levaduras para fermentar las plantas utilizaron una bacteria específica, Zymomonas mobilis. Tras analizar su metabolismo, comprobaron que este microorganismo crecía incluso mejor sin añadir fertilizantes ricos en nitrógeno. Eso sí, el óptimo lo alcanzaba cuando añadían nitrógeno en forma gaseosa en vez de sólida (fertilizantes), lo cual también supone un dato positivo, pues el proceso sería menos dañino si cabe para el medio ambiente.

Todavía deberán hacerse más investigaciones al respecto, pues algunos investigadores ya han puesto en tela de juicio la viabilidad de la eficacia del proceso en una planta de biocombustible de gran tamaño. Sin embargo el estudio, publicado recientemente en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, ha generado grandes esperanzas y, como afirmaba el microbiólogo de la Universidad de Arkansas Steven Ricke, "se trata de un logro comercial importante para la producción de biocombustibles".

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