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ACCIDENTE NUCLEAR

La radiactividad de Fukushima sirve para estudiar los océanos

Un estudio de la Comisión Europea ha utilizado los marcadores radiactivos de Fukushima para estudiar las corrientes oceánicas y han podido observar corrientes que no eran conocidas hasta ahora.

Un operario en Fukushima

Un operario en Fukushima Getty Images

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Muy poco se sabe acerca de las corrientes oceánicas y en general sobre la dinámica de los océanos. Pero la radiactividad liberada en el Pacífico por el accidente nuclear de Fukushima ha permitido a los científicos rastrear las corrientes del océano.

Así lo asegura una investigación llevada a cabo por el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC, por sus siglas en inglés).

El accidente en la planta de energía nuclear de Fukushima Daiichi que se produjo marzo de 2011 provocó la liberación de grandes cantidades de elementos radiactivos en el Océano Pacífico.

Ahora, un equipo de investigadores ha sido capaz de utilizar esta catástrofe medioambiental para obtener más información de las corrientes marinas.

Durante los años 2011 y 2012, científicos japoneses recogieron unas 800 muestras de agua y alrededor de 80 muestras de plancton y partículas en suspensión y, en colaboración con miembros del JRC, fueron capaces de realizar medidas precisas de detección y cuantificación de la radiactividad de las muestras.

La conclusión más importante del estudio desde el punto de vista de las corrientes, es que la mayor parte de la superficie del agua transportada hacia hacia el EE.UU. se sumerge a una profundidad de 400 m cerca de la línea internacional de cambio de fecha y luego se dirige hacia el sur-oeste.

Un movimiento que no era conocido antes de este estudio y que podría tener impacto en los modelos computacionales que se utilizan para realizar estimaciones del calentamiento global.

Los investigadores detectaron e identificaron tres tipos de elementos proveniente de Fukushima en las muestras procedentes del Pacífico: cesio-134, cesio-137 y un isótopo de plata Ag-110m.

Además, comprobaron como el zooplancton contenía cantidades más altas de cesio radiactivo, un dato fundamental para realizar estimaciones del impacto que puede tener en los ecosistema, al entrar en la parta más baja de la cadena alimentaria.

El material radiactivo se ha diluido

Aunque el accidente en la central de Fukushima Daiichi ha sido uno de los más grandes de la historia y sin precedentes en cuanto al impacto en los océanos, estudios recientes han determinado que los niveles de radiación están disminuyendo en toda la zona, excepto en el área portuaria cercana a la planta nuclear, donde continúan las fugas radiactivas.

En particular, un estudio que ha contado con la participación de investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona ha concluido que los niveles máximos de radiación en el agua, dentro de unos márgenes que no suponen ningún peligro, llegarán este año a la costa de Norteamérica, y que el riesgo de la radiación en las personas es muy modesto

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