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CREA DE 15 A 20 POEMAS AL DÍA

La mujer que escribe poemas compulsivamente por su epilepsia

Entre convulsión y convulsión, una anciana escribe sonetos perfectos de forma compulsiva. Es la peculiar consecuencia de una alteración en una zona de su cerebro

Un impulso poético

Un impulso poético Wikipedia

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Imagina que un dia cualquiera te levantas y sientes la irrefrenable necesidad de escribir un soneto. Imagina que tu experiencia o tu atracción anterior por "manifestar un sentimiento estético" mediante rimas o figuras literarias escritas es completamente nula, ni siquiera te gustaba leerla o consumirla. Peor aún: imagina que esta irrefrenable actividad se convierte en una obsesión. Escribes 15 o 20 poemas al día que riman y de una complejidad inusual. Una necesidad que requiere de toda tu concentración y se convierte en una actividad imprescindible de la que no puedes renunciar y en la que nadie te puede interrumpir.

Esto es lo que le ocurre a Rosalía (nombre ficticio protegido por el estudio), de 76 años. Es una paciente del neurólogo Jason Warren del University College de Londres. Hace tres años que acudió al hospital aquejada de problemas leves de memoria. Olvidaba el camino a casa de sus familiares y amigos. Tras unos análisis fue diagnosticada de epilepsia del lóbulo temporal, una afección que puede desencadenar todo tipo de sintomatología asombrosa asociada a los estados de ánimo y las conductas emocionales.

El lóbulo temporal recoge la mayoría de las conexiones del sistema límbico, aquel que gestiona las respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Digamos que es la centralita de los cables encargados de transmitir los sentimientos. Un error, malformación o degeneración de la zona provocará un cortocircuito de consecuencias tan imprevisibles como asombrosas para los científicos.

Se saben conocidos problemas de agnosia visual por lesiones en el lóbulo temporal. También se sabe que la enfermedad de Urbach-Wiethe de las amígdalas del lóbulo temporal produce sintomatología excepcional: los pacientes son incapaces de identificar las emociones de miedo que produce la expresión de la cara humana, y son también incapaces de dibujar esa expresión de terror en una cara.

TAC del cerebro de Rosalía

Pero de todos los síntomas los más extraordinarios son los producidos por el síndrome de Gastaut-Geschwind. Los pacientes con esta degeneración del lóbulo temporal desarrollan trastornos de la personalidad muy característicos. La hipergrafía, hiperreligiosidad, o estados exagerados de preocupación filosófica, desórdenes que se producen entre una convulsión y la siguiente. El ataque epiléptico actúa como si fuera el interruptor de cambio de personalidad que avisa a sus allegados del nuevo estado de conducta.

Toda esta sintomatología extraña recogida de las afecciones del lóbulo temporal hacen presuponer que allí se encuentra el 'sentido del yo', el sentimiento de la identidad personal y que nos distingue del resto de los animales. Este sentimiento está muy ligado a la memoria, ya que es esta la que da continuidad de ese 'yo' a lo largo del tiempo a pesar de que nuestro cuerpo vaya cambiando constantemente.

Uno de los poemas de Rosalía

Es evidente que Rosalía pertenece al grupo de pacientes que desarrolla un tipo especial de hipergrafía, una tendencia compulsiva a escribir de todo y sobre todo de una forma muy detallada y, normalmente, con una pésima caligrafía y de forma desestructurada. El TAC solo mostró una leve pérdida de volumen cerebral y cambios isquémicos de la materia blanca, pero lo excepcional en Rosalía es que su hipergrafía provoca escritos altamente estructurados y creativos sin ningún otro trastorno del comportamiento asociado. Lo normal es que estos pacientes desarrollen algún tipo de esquizofrenia paralela. Por eso, el estudio de este caso está ayudando a los científicos a localizar las bases neurológicas de la creatividad.

Los poemas versan sobre temas cotidianos, como las tareas del hogar o sobre la forma misma de escribir poesía. También expresan sus opiniones y lamentos por la enfermedad. Su marido habla de un estilo 'banal', pero profundamente melancólico.

Pero ¿cuál es la explicación científica a esta conducta? Según el equipo del doctor Warren, las convulsiones asociadas a los ataques producen una reorganización de los circuitos del sistema límbico, en el caso de la hipergrafía en los grupos neuronales asociados al lenguaje. Esta sobreexcitación por la epilepsia genera respuestas asociadas a la emoción y al sentido de recompensa, una sobrecarga eléctrica liberada por unos impulsos irrefrenables y creativos. A todo ello hay que añadir una droga impuesta durante el tratamiento de los primeros meses: la lamotrigina puede interactuar y predisponer circuitos neuronales que permanecían dormidos, acelerando esta explosión creativa.

¿Puede por tanto convertirse en una terapia para crear poetas artificialmente? Definitivamente, no. Para ello, los científicos deberían saber mapear la estructura neuronal límbica completa de cada paciente para estimular y/o puentear el grupo correcto que provoca o impide esta reacción. Y ni lo uno ni lo otro es aún posible ni con las mejores técnicas de imagen funcional de resonancia magnética. El mapa neuronal es también una especie de 'huella dactilar' infinita que nos distingue unos de otros.

Ahora bien, lo que sí se sospecha es que hay pacientes con focos en su electroencefalografía pero que no han llegado a desarrollar ninguna crisis epiléptica y que podrían haber manifestado el síndrome de una forma natural encubierta. Goethe, Guy de Maupssant, Mary Shelley y Edgar Allan Poe decían haber experimentado crisis de identidad psicológica asociados a ese 'sentido del yo' que bien podrían haber sido ser causados por una alteración funcional de su sistema límbico.

Quizás, solo quizás, parte de la creatividad de algunos de los escritores más famosos de la historia solo sea debida o potenciada por alguna alteración o enfermedad que afectara a su lóbulo temporal.

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