Las tiendas de segunda mano mutan en aplicación móvil

Comprar, usar y vender. Nada nuevo que los adictos a los mercadillos de toda la vida o a los rastros no lleven haciendo cada domingo. Vas, curioseas, regateas y te decides. Sobre todo, ahora en tiempos de crisis (o mudanzas).

Los años 90 vieron nacer un pequeño boom de las publicaciones off line de compraventa de artículos de segunda mano. Ah, aquello tuvo su época de esplendor impresa antes de la explosión de internet, que luego trasladó a la red la mismísima filosofía: tú vendes, yo compro.

Y, ahora, con la popularización de los teléfonos móviles y las redes sociales, ¿el siguiente paso es borrar del mapa a los intermediarios?

Miremos FlapSale, una app española, que se define como una tienda de segunda mano en tu móvil. La aplicación en sí no cobra por las compraventas. Más aún. Es gratis su descarga y es gratuito vender y adquirir productos en su ecosistema. No intermedian. Viven, según sus creadores, de dar más visibilidad a tus objetos y nunca geolocalizan en detalle ni tu posición ni la de tu producto.

Si quieres vender tu bolso, tus gafas, ropa de bebé o artículos de electrónica, solo tienes que sacar una buena foto (todo desde el móvil), subirla, fijar un precio y compartir el producto en redes sociales.

Alguien la verá, y un mapa virtual le informará a tu posible vendedor de dónde eres y en qué ciudad estás. ¿Te interesa? Pues puedes chatear con él o ella, regatear, cerrar el trato y listo.

Las aplicaciones móviles de compraventa están incorporando ese ilusorio, pero útil, plus de cercanía entre usuarios.

No en vano, ésta y otras apps conectan a comprador y vendedor con servicios colaterales para recrear una compra social. Si te logueas con Facebook, usas WhatsApp, localizas una dirección en Google Maps y, de vez en cuando, vendes o compras en eBay, sabrás de qué hablamos.

Cuando entras en una tienda, y no solo online sino móvil, ya no solo buscas un producto. Buscas socializarte, conversar, tener interacción. Nada más y nada menos que lo que antes te daba un mercadillo de barrio, pero ahora desde la pantalla de tu smartphone.