El resto de economías sube escalón por escalón. España, sin embargo, encuentra un ascensor. Entre el 1996 y 2002 el país crece por encima del 3%. Pasa de 12 a 17 millones de personas trabajando.

Seguimos subiendo y lo que nos encontramos no es el vacío, es suelo. Podía ser periférico, lejano y hasta remoto. No importaba: su precio se multiplicó por ocho en diez años.

Pero volvimos a darle al botón del ascensor para seguir subiendo. Las viviendas se vendían sin terminarse. Junto a cada promoción había decenas de especuladores y un par de familias rezando para que no les tocase el bajo. El precio se estaba disparando.

¿Sería demasiado?
Entonces habló un ministro, Álvarez Cascos: "lo que no podemos es aspirar a la convergencia en nivel de renta y tener las viviendas más baratas. Por si quedaba alguna duda, el presidente marcó músculo, Aznar: "Más que Francia y Alemania, el récord de construcción de viviendas está en España". Con un ministro y el mismísimo presidente hablando así fue suficiente para tranquilizarnos y seguimos subiendo.

En 2003, la burbuja ya parece un zeppelín, pero no lo vemos. Si alguien tiene la obligación de advertir del riesgo es el Banco de España. Sus técnicos lo hacen a través del informe que pueden ver en el vídeo de #laSextaColumna.

Aunque el informe sirvió de poco, después, Jaime Caruana, el jefe del Banco de España por aquel entonces, lo desmintió. El Gobernador del Banco de España niega la burbuja. Es tendencia, todo el mundo niega entonces la burbuja. El propio Caruana, Rodrigo Rato, Emilio Botín…

Subimos ahora hasta 2004. Cambia el Gobierno, pero no mucho más. Le preguntamos a la Ministra de Vivienda: ¿Hay burbuja?  María Antonia Trujillo, Ministra de vivienda contesta así: "Son unos irresponsables aquellos que piensan que en España existe una burbuja inmobiliaria augurando un brusco descenso en el precio de la vivienda."

El Gobierno comienza a hablar de aterrizaje suave. Pero hasta 2008 los precios siguen subiendo y los bancos atiborrándose de hipotecas infladas, créditos a constructores que van a quebrar, promociones en las que no entrará nadie a vivir y suelo, mucho suelo.

Volvemos a darle al botón de subida de nuestro ascensor, pero no sube, se desploma. En el sótano aparece el Banco Malo. Si el concepto Banco Malo ya les parece infantil, esperen a escuchar la explicación de los ‘cinco lobitos’ que les damos en el vídeo de #laSextaColumna: Uno se compró un piso, en realidad varios millones. Otro, que era promotor, los construyó, y además se compró un montón de suelo. Otro, desde su banco, lo financió todo sin evaluar los riesgos. Otro, que gobernaba, no pinchó la burbuja. Y el gordote, gordote, que somos todos, se va comer el marrón con dinero público. Eso, fundamentalmente, es el banco malo.