La polémica surge en A Coruña al conocerse que los familiares del dictador Francisco Franco vuelven al Pazo de Meirás por vacaciones, al más puro estilo del generalísimo. Poco ha cambiado el aspecto de esta zona desde que el caudillo veraneaba por este lugar.

“Venía mucha gente. Yo era muy jovencita cuando venía en sus primeros años”, declara una anciana residente de la zona. Otro vecino del municipio gallego añade que “todos los veranos, en el mes de agosto, él venía siempre y cogía su yate”.

Esta vez, la familia ha querido ser más discreta. Apenas se han dejado ver por el pueblo y en la finca reina el silencio. Para algunos, la convivencia con los Franco no es un problema.

“Si es una propiedad privada, lógicamente es de ellos”, explica un vecino. Sin embargo, todavía son muchos los que cuestionan la titularidad de esta fortaleza. “Pagar, no pagaron. Pagamos nosotros. Tú, yo y quien sea. Pero pagar, no pagaron”, ha asegurado otro señor residente en la localidad.

Pero en Meirás muchos vecinos recuerdan cómo les expropiaron las fincas para casi duplicar el terreno del domicilio veraniego de los Franco. Así, son más de nueve las hectáreas cerradas a cal y canto con las que esquivan a las cámaras y a los vecinos.

“Yo les serví a ello. En la Marina. Teníamos orden de no mirar a las nietas, si no nos castigaban”, explica un paisano.

Aun así, la familia Franco no estará en esta zona por mucho tiempo. La presión ciudadana ha conseguido que el palacio abra sus puertas cuatro veces al mes y en agosto las visitas al interior del recinto empezarán el día 28.

“La Xunta regula las visitas al Pazo de Meirás en función de los intereses exclusivos de los Franco. Podría ser uno de los motores turísticos de esta comarca”, ha considerado Carlos Babío, miembro del BNG Sada.

Porque, para muchos, la lucha no termina hasta que este pazo sea de dominio público.