“Sin compasión por un botín, saquear con crueldad”. Una letra que no viene nada mal para un musical sobre unas chicas pirata si no fuera porque el espectáculo está financiado por la trama Gürtel.

Sí, los caminos de la Gürtel son impredecibles. La organización encabezada por Francisco Correa no sólo financiaba actos del Partido Popular, también en 2005 los negocios les llevaron también a los escenarios. 150.000 euros pagaron algunas de las empresas vinculadas a Correa y al número dos, Álvaro Pérez ‘El Bigotes’, junto al exsecretario de Organización del PP gallego, Pablo Crespo.

Así, los mismos que se rodeaban de lujo y poder estrenaron “Vuelven las Corsarias”. El escenario no estaba nada mal: el teatro Apolo de Barcelona. La sociedad teatral escogida, Apasionadda SA. Y, lo más llamativo, las vedettes: Marlene Morreau y Malena Gracia.

Vinculadas más bien al mundo rosa. Pero ellas hicieron valer sus ‘aptitudes’ y lograron contratos récord en el mundillo: 600 euros por cada día de función en Barcelona y en otras ciudades que no fueran Madrid, donde cobrarían 400.

El propio director de la función, Ricard Reguant, ya explicó hace tres años en su blog que las cifras eran astronómicas: “Marlene logró lo imposible, una cifra supersónica. Cuando me lo dijo aluciné, estaba claro que la querían a cualquier precio. Malena se enteró, pidió lo mismo y también se lo concedieron".

Y estrenaron. Y fracasaron a pesar de tan llamativos reclamos y de que el guion aparecía una apuesta segura. Así que el proyecto del barco pirata se hundió, dejando atrás la pregunta evidente: ¿Qué hacía la Gürtel vestida, o medio vestida, de cabaret?