3.500 es el número de veces que Trump ha tenido que responder, de alguna manera, ante la Justicia. Por demandas directas contra él o por actuaciones contra sus empresas. 3.500 es la cifra a la que llegó el diario 'USA Today' tras rastrear su nombre por todos los archivos judiciales.

Entre esas 3.500 hay demandas de inquilinos por acoso inmobiliario. También las hay de sus sobrinos por usar tretas para quitarles parte de la herencia del abuelo, del fundador del imperio. Y hay más. Le ha denunciado su chófer por no pagarle las horas extras durante los 25 años que estuvo trabajando para él. Le ha denunciado la Fiscalía de Nueva York por dar un curso en un centro que presumía de ser universidad sin serlo, la Universidad Trump. Y le han acusado varias mujeres por acoso sexual, por abuso o por violación.

La primera fue hace 50 años. La primera vez que Donald Trump fue portada de un periódico fue por una demanda. Así lo publicaba el 'New York Times' en primera página: "Importante propietario acusado de prejuicios contra los negros". La empresa de Trump, fundada por su padre y en la que ya estaba él de presidente, construyó viviendas sociales en Nueva York. En los barrios de Queens, de Brooklyn o de Staten Island. Ellos recibían ayudas de Nueva York y a cambio levantaban viviendas de renta controlada. Un programa pensado para las rentas medias, para la gente de clase media.

Pero Trump lo quería hacer para la gente de clase media blanca. En las 14.000 viviendas que gestionaba, en las 14.000 viviendas de alquiler que disponía por todo Nueva York, apenas había gente de color (el 0,2%). Las autoridades investigaron cómo era posible eso, y en esa investigación descubrieron que cuando un negro pedía entrar en esos edificios, los encargados, por orden de Trump, les negaban el acceso. En sus solicitudes escribían la palabra 'C' y eso ya les marcaba. Era la 'C' de color, de negro.

La Justicia demandó, y Trump contrademandó. A la denuncia de las autoridades por racismo, por discriminar por el color de la piel, él respondió con sus abogados con otra por difamación por 100 millones de dólares. Además, también presentó otra demanda contra los fiscales que llevaban el caso. Aseguraba que se habían comportado como "fuerzas de asalto", que habían actuado "como la Gestapo". Pero la Justicia ignoró estas demandas y no hizo más porque no hubo juicio. Hubo acuerdo. Trump daría al ayuntamiento una lista de viviendas vacías para evitar cualquier tipo de discriminación en la asignación de viviendas. Y no admitía la culpabilidad, algo de lo que siempre ha presumido.

Trump presumía en la campaña de apoyar a los negros y Clinton, en la carrera presidencial de 2016, le recordó aquello. Él lo negó y lo volvió a repetir: "Salí de aquello sin admitir culpabilidad". Su forma de entender que, si no hay sentencia, no pasó.