Muchos de los exprisioneros, quienes estuvieron privados de libertad entre aquellas paredes todavía se emocionan al encontrarse con algunos de los que sufrieron junto a ellos las violaciones de derechos humanos ocurridas en el periodo dictatorial en Chile (1973-1990).

El acto tuvo lugar en el interior de "3 y 4 Álamos", que en la dictadura sirvió como lugar de detención masivo de prisioneros que llegaban de todas partes del país y, bien quedaban allí confinados, bien se les derivaba desde allí a otros lugares de detención y tortura, o bien desaparecían.

Actualmente, el lugar es un centro de detención de menores administrado por el Servicio Nacional de Menores (Sename) y controlado por la Gendarmería (guardia de prisiones). Su actual aparcamiento servía como lugar de encuentro entre los detenidos y los familiares que les visitaban. Más de cuarenta años después en ese mismo lugar se reunieron de nuevo familias y exprisioneros.

Ese es el sentido de esta reunión anual, la octava, explicó el presidente de la Corporación 3 y 4 Álamos, Raúl Brito, quien destacó que acuden al evento víctimas de la dictadura residentes en Chile, pero también exiliados que aprovechan el verano austral para volver de los países a los que tuvieron que escapar.

"En este lugar venían los familiares de los detenidos que estaban reconocidos y les traían cosas dos veces por semana. Primero los registraban y después estaban detrás una hilera de militares apuntando con las armas cuando se producía el encuentro con los familiares", señaló Brito.

"Tiene para nosotros un valor muy emblemático. Era donde los presos podían desahogar su sensación de estar presos y los familiares venían a ver que no estuviera desaparecido o muerto", agregó. Britó indicó que "también vienen familiares de detenidos desaparecidos que fueron vistos por última vez en este lugar y luego no se les volvió a ver. Esos familiares vienen, tienen el sentimiento, escuchan las canciones y lo que decimos los dirigentes".

Asimismo, la ocasión fue propicia para informar sobre la designación del lugar como monumento nacional, aunque desde la corporación 3 y 4 Álamos luchan porque sea reconocido como sitio de memoria, como ha ocurrido con otros centros de tortura y detención, y que pueda ser administrado por ellos como un lugar de recuerdo.

"Esto ha sido reconocido (como monumento nacional) pero el centro no ha sido devuelto porque lo tiene el Sename. Es una cárcel de menores igual como una cárcel que había antes. Nos va a ser muy difícil que nos lo devuelvan (...) La lucha nuestra continúa", explicó.

"Esperamos que con la lucha, estos actos y muchos otros, nos entreguen este lugar, que va a ser un foco de memoria y de lo que aquí ocurrió y para que nunca más (suceda). Ese es el sentido de todo esto", puntualizó Brito.

Durante la conmemoración se entregaron tres reconocimientos a personas o instituciones que han luchado por los derechos humanos en Chile: una organización de reporteros gráficos independientes que durante la dictadura fotografiaron "clandestinamente" la situación en el antiguo centro de detención, a la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), Alicia Lira; y al padre Mariano Puga por su labor.

Por ese recinto, que entre 1974 y 1977 sirvió como centro de detención de la temible Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y Carabineros (Policía militarizada), pasaron unos 6.000 detenidos y fue el lugar donde se vio con vida por última vez a unas 80 personas consideradas actualmente como detenidos desaparecidos.

Durante la dictadura de Pinochet unas 3.200 personas murieron a manos de agentes del Estado, de los que 1.192 figuran aún como detenidos desaparecidos, mientras otros 40.000 fueron torturados y encarcelados por causas políticas.