El plan era sencillo. Llenar las arcas de su empresa con dinero regalado para pagarse una vida de ensueño. Este fue uno de los paraísos elegidos por Iñaki Urdangarin. El lujoso hotel Arlberg Hospiz, en Austria. Los 6.000 euros que valió la estancia los declaró como gastos de Aizóon, la empresa que comparte con la Infanta.
Hizo lo mismo con un viaje a la meca de la vinoterapia, el hotel riojano Marqués de Riscal. Costó 1.500 euros. En realidad, los duques colaban de todo como gastos de Aizóon. Canciones que se descargaban de Internet y hasta las llamadas telefónicas que hacían desde Zarzuela.
Entre otros proyectos, uno de los que contribuyó a llenar la caja de Aizóon fue el de los Juegos Europeos en Valencia. Esta es la prueba de que la Generalitat, gobernada por Francisco Camps, le regaló al yerno del rey más de 380.000 euros. Pero como el COI lo frenó en seco y los Juegos se los llevó el viento, Urdangarin tuvo que justificar el pago de alguna manera. ¿Cómo lo hizo? Inventándose viajes que nadie hizo.
Según publican varios medios, los propios trabajadores del Instituto Nóos le han asegurado al Juez Castro que jamás hicieron esos viajes y menos para los Juegos Europeos, de los que nunca habían oído hablar.
Según el diario El Mundo, el entonces jefe de la casa Real Alberto Aza, le ha dicho a la policía que no recuerda la famosa reunión en Zarzuela con Camps y Barberá. Un detalle importante porque por esa reunión, Camps y Barberá están al borde de la imputación.