La 'Marcha de la Desobediencia' comenzó siendo una manifestación pacífica. Unas 4.000 personas salieron a las calles de Barcelona para protestar contra los recortes de derechos emprendidos por el Gobierno. Una marcha sin autorización que no tenía un recorrido establecido.
Eran los Mossos quienes iban marcando el paso hasta que decidieron disolver la protesta. Fue en ese momento cuando comenzaron los altercados y las cargas contra aquellos que se resistían a marcharse.
Algunos manifestantes lanzaron piedras a los agentes, otros reventaron los cristales de varias sucursales bancarias. Querían seguir con su marcha a favor de la desobediencia y trataron por todos los medios de cortar el paso a los furgones policiales.
Los manifestantes acabaron divididos y unos pocos empezaron a quemar contenedores por el centro histórico de la ciudad. Los Mossos y la guardia urbana tenían que despejar las calles, pero no lo tuvieron fácil. Los encontronazos con los manifestantes eran constantes. Los disturbios acabaron con cinco personas detenidas.