Francisco Granados presentará mañana su renuncia al escaño de senador y al de diputado en la Asamblea de Madrid, después de las informaciones que han revelado que tuvo una cuenta bancaria en Suiza, al menos entre los años 1996 y 2000, según ha reconocido. El antiguo número dos se aleja así de la escena pública en un momento especialmente incómodo, convertido en protagonista de una película sobre corrupción que llevan ya demasiados años rodando en Génova 13.