Un encapuchado salta al campo tras el pitido final. El Steaua de Bucarest acaba de caer eliminado en la fase de ascenso a la tercera división rumana.
Los jugadores se alejan. La invasión del campo ha comenzado. La seguridad privada está superada. Patadas y puñetazos hace que los antidisturbios tomen el control.
Comienzan las detenciones. Los radicales se repliegan gracias al gas pimienta utilizado por la policia, pero ese gas hace que los jugadores se tengan que retirar al vestuario.
El director deportivo del Steaua se acera al grupo ultra para pedirles y negociar que no se produzca un segundo asalto
Una imagen lamentable que vuelve a darse dentro de un campo de futbol.
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