"Lo que tengo que hacer es ir barriendo con las cámaras y las cámaras van detectando lo que tengo delante de mí. Lo que hace la cámara es traducirlo a sonido y es lo que escucho yo", explica. "Voy midiendo la distancia a la que tengo los objetos, la altura, dependiendo de la frecuencia del sonido", añade.
Estas gafas transmiten los sonidos a través de los huesos de la cabeza, de modo que no interfieren con el resto de los ruidos del entorno que entran por los oídos.
Antonio Belenguer, neurólogo, asegura que los invidentes "pueden seguir oyendo todos los ruidos del exterior y seguir comunicándose sin que estos ruidos les estorben para realizar sus tareas habituales".
"Hay distintos sistemas que normalmente te explican qué es lo que tienes delante. Nosotros servimos un ruido, no tiene idioma, por lo que puede funcionar en cualquier país y cultura", explica Antonio Quesada, CEO de Eyesynth.