Pudo haberse disculpado. Pero no. El Xokas se siente con la libertad de poder expresar entre risas de forma pública que abusar de mujeres alcoholizadas es algo de "cracks" porque VOX ha sembrado el camino del desacomplejamiento machista. Ese es el mayor éxito de los posfascistas. Esa es la novedad. Los tíos de más de 30 nos hemos socializado en una cultura tóxica machista que convertía en aceptable aprovecharse de la situación de vulnerabilidad de una chica alcoholizada que tuviera sometida la voluntad. No es que estuviera mal o fuera censurable, al contrario, es que estaba socialmente aceptado entre los grupos de hombres. Promovido y jaleado. Del mismo modo que estaba socialmente aceptado durante años que apalear a tu mujer en la casa formaba parte del matrimonio. Por eso las sociedades avanzan, porque a nadie moralmente estable se le ocurriría pensar que aquellas maneras de enfrentarse a las relaciones con las mujeres eran tolerables en aquel momento. Y que lo son ahora.

El Xokas sabe que ese minuto de intervención en su canal es repudiable. Lo sabe porque hasta hace solo un par de años solo se le hubiera ocurrido hacerlo entre amigos, en un sitio privado, bebiendo y fumando y fardando a ver quién de los amigos era más animal a la hora de hacer un comentario sobre el abuso y desprecio a las mujeres. Esos mensajes los hemos escuchado por desgracia durante muchos años, pero el avance feminista había hecho retroceder esos comportamientos y jaleos hasta los debates privados. El problema es que ahora se siente validado para hacerlo ante a una audiencia de miles de personas.

El consentimiento es la base fundamental de cualquier relación humana, no solo de las que existen entre el hombre y la mujer, de cualquiera. Es algo que los propios infraseres que se envalentonan hablando de la cultura de la violación entenderían si cualquier individuo con superioridad de fuerza les obligara a lamer el borde del baño usado de un garito a las seis de la mañana aprovechándose de que están próximos a un coma etílico. No les parecería tan divertido, sin siquiera obligarles a cualquier tipo de actividad sexual. Cualquiera diría que sus comentarios nacen del trauma de haber vivido alguna experiencia de ese tipo y que El Xokas aún anda escupiendo la mierda que tragó en aquel baño de A Coruña.

No todo el mundo es capaz de ser responsable a la hora de manejar con cuidado la exposición pública y la repercusión mediática que el azar le ha proporcionado. Es difícil sobrellevar el éxito para quien lo considera una manera de saldar cuentas por haber sido ignorado en el mundo real. Durante una hora intentó justificarse culpando a quien reacciona ante su mierda de frase diciendo que no van a conseguir cancelarlo. No falla, ni un tip de mensaje reaccionario falta en el discurso de esta gente. No solo no se disculpó, que de verdad, hubiera bastado, a veces es tan sencillo como eso; disculparse. Pero en vez de eso dijo que aquellas mujeres que vieron en su mensaje apología de la cultura de la violación tienen una "mente enferma".

En un momento El Xokas reconoció que es difícil manejar el lenguaje con precisión cuando habla durante tantas horas, pero en ningún caso hizo una enmienda a su actitud. Siempre es la culpa de las demás, el único momento en el que hubo algo de reflexión interna por su parte fue con una frase que deja en evidencia que el mayor problema sobre el que sustenta cualquiera de su discurso es un inmenso y errado ego: “No soy tan buen orador como quería ser”.

Puede que El Xokas sea lo contrario a lo que transmite en sus mensajes y sea algo más que un gilipollas vanidoso que amenaza al gobierno con irse a Andorra para dejar de pagar impuestos o que expone de manera desinhibida mensajes a favor de la cultura de la violación a su audiencia joven e influenciable. A veces el avatar que transmitimos tiene poco que ver con nuestra verdadera dimensión, eso lo sé, pero no podemos elegir la percepción que los demás tienen de nosotros, lo único que podemos manejar es cual es nuestro discurso, cuáles son nuestras causas y a quién decidimos ayudar con la voz pública. Lo sepa o no, El Xokas y su mensaje son un triunfo de la normalización posfascista.