Para que la detección del coronavirus sea correcta, los farmacéuticos se han ofrecido a acompañar a la población a la hora de gestionar este proceso. Aún no se han recopilado datos sobre su venta, pero la accesibilidad para adquirirlos sin receta y a un precio entre seis y diez euros ha generado interés y dudas a partes iguales.

El mayor interés sobre estos test se ha dado en el sector más joven de la población. La portavoz del Consejo General de Colegios Farmacéu, Ana López Castro, afirma que “los farmacéuticos están dedicando diez minutos a cada uno para aclarar sus dudas”.

Estos test sirven de ayuda para descongestionar un poco la situación de saturación en el sistema de atención primaria en un momento en que los contagios siguen subiendo; sin embargo, sus resultados no computan en el Sistema Nacional de Salud.

En la actualidad, existen dos pruebas para detectar los positivos en COVID-19: las PCR o las pruebas de antígenos. Sin embargo, ninguna de ellas informa sobre si se ha pasado la enfermedad, esto solo lo hacen los test de anticuerpos.

La prueba de antígenos se recomienda utilizarla en los 7 primeros días desde la infección o durante los 5 primeros días desde que aparecieron los síntomas, momento en que la carga viral es mayor.

En este sentido, se ha de tener en cuenta que es posible dar falsos negativos si se realizan con síntomas son menores. También se utilizan en cribados puntuales masivos, aunque los positivos deben confirmarse mediante PCR si la prevalencia del virus en la población de estudio es baja.

Por su parte, la prueba de antígenos de autodiagnóstico no sirve para confirmar los casos positivos, ni en personas con síntomas, ni en asintomáticos. Los resultados positivos serán, por tanto, sospechosos, y deberán confirmarse en un centro sanitario mediante una PDIA.

La Agencia Española de Medicamentos y Producto Sanitarios (Aemps) recomienda usar solo este tipo de pruebas cuando su especificidad sea del 97% y su sensibilidad, del 90%. Además, debe tener el etiquetado de CE de cuatro dígitos del organismo que lo haya evaluado.

Hay que recordar que se trata de una prueba orientativa y que solo puede adquirirse en farmacias. Así, existen dos tipos: la que requiere una prueba nasal y la que funciona con saliva.

En la primera, el individuo debe introducir el hisopo por las fosas nasales 2,5 centímetros, mucho menos que lo que hacen los profesionales. En la segunda, es recomendable no comer ni beber; tampoco chupar caramelos o comer chicle. Sanidad afirma que se desconoce el rendimiento de esta última.

En caso de dar un resultado positivo, la persona debe aislarse inmediatamente, presente síntomas o no, y llamar a los servicios médicos para realizarse las técnicas de laboratorio pertinentes.

Si el resultado es negativo, por el contrario, tampoco se debe descartar la posibilidad, pues la carga viral puede ser baja, por lo que también se aconseja asilarse y ponerse en contacto con los servicios sanitarios.

Debido a la baja sensibilidad de estas pruebas en personas asintomáticas y la mayor posibilidad de presentar falsos negativos frente a las PCR o los antígenos, la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) advierte que los casos negativos han de valorarse y que los casos positivos han de seguirse exhaustivamente.

Sin embargo, estas pruebas solo resultarán eficaces si se comunican los resultados positivos a los servicios de Salud Pública, ya que, de lo contrario, podrían resultar contraproducentes para la crisis sanitaria.

Por todo ello, para asegurar que las pruebas se realizan correctamente y que los resultados se notifican a los servicios sanitarios, los farmacéuticos han propuesto a Sanidad que la población se realice estos test en sus establecimientos y bajo su supervisión, para ser ellos quienes notifiquen los resultados, previa autorización del individuo.

Esta propuesta ha sido bien vista por el Ministerio de Sanidad, si bien es cierto que deja su decisión en manos de las comunidades autónomas, pues son ellas quienes tienen las competencias.

Algunas como Cantabria, Cataluña, Extremadura, Murcia y Navarra han anunciado que adoptarán esta alternativa. Para ello, pondrán a las farmacias en colaboración con los Colegios Oficiales para la realización de los test. Otras, como Castilla y León, estudian también hacerlo.

Los resultados deben comunicarse y registrarse según establezcan los protocolos autonómicos. El presidente de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), Luis de Palacios, confía en la capacidad de los farmacéuticos para certificar los resultados y afirma que, en las comunidades donde no se adopte este sistema, habrá que atender a la responsabilidad individual.