Realizarse un autoexamen mamario con regularidad ayuda a que estés familiarizada sobre cómo son tus mamas y cuál es su estado habitual en tamaño, forma, apariencia, consistencia o simetría, de tal modo que cuando notes algún cambio externo o interno en la palpación que sea anormal puedas consultarlo al médico.

Una reciente encuesta de la plataforma Appinio arroja el dato de que una de cada cuatro españolas no sabe cómo examinarse el pecho para detectar anomalías. En concreto, el 77% de las españolas encuestadas de entre 16 a 65 años no sabía cómo hacer un autoexamen mamario, mientras que un 23% no tenía claro cómo hacerlo del modo correcto.

Por ello, y con motivo del Día Internacional de la lucha contra el Cáncer de Mama, vamos a recordarte cómo se hace una autoexploración de mamas.

Lo primero que hay que señalar es que esta técnica ayuda en la prevención y detección precoz del cáncer de mama, motivo por el que los médicos recomiendan que las mujeres se familiaricen con la consistencia normal de sus mamas, pero también hay que advertir que no sustituye otros métodos diagnósticos mucho más fiables para su confirmación.

Por eso además de hacerse autoexámenes con regularidad hay que acudir al menos a una revisión ginecológica al año. Tu médico será quien prescriba la mamografía, la ecografía mamaria o la resonancia magnética según las características concretas de tus mamas.

¿Cada cuánto tiempo hay que autoexplorarse las mamas?

En mujeres con menopausia lo idóneo es realizárselo una vez al mes, y siempre el mismo día de cada mes.

En mujeres que aún menstrúan lo ideal es hacerlo también una vez al mes pero en este caso siempre mejor una semana después de haber finalizado del periodo.

El motivo es que los días previos a la regla y durante la misma las mamas suelen estar hinchadas, más sensibles de lo habitual y además suelen presentar nódulos o bultos perfectamente normales que pueden resultar confusos. Por eso mejor autoexplorarse pasados esos días.

¿Cómo se hace un autoexamen de mamas?

Lo primero es situarse frente a un espejo de pie y desnuda de cintura para arriba. Procura que sea en una habitación bien iluminada para evitar las sombras intensas. Después sigue estos pasos:

1. ANTE EL ESPEJO CON LOS BRAZOS CAÍDOS

Estando de pie frente al espejo deja los brazos relajados, caídos y pegados al cuerpo.

Observa si el volumen, contorno y simetría de ambas mamas es el habitual. Recuerda que tener un pecho ligeramente más grande que otro es corriente en muchas mujeres.

Comprueba que la piel no esté excesivamente rugosa (como la piel de naranja) o con durezas, que no tenga zonas enrojecidas, ni bultos, ni hoyuelos. Los pezones no deben estar retraídos o hundidos.

2. ANTE EL ESPEJO CON LOS BRAZOS LEVANTADOS Y EN LAS CADERAS

En la misma posición en la que estás, de pie frente al espejo, pon tus manos entrelazadas por detrás de la cabeza. Una vez estés en esta postura, debes comprobar que el contorno inferior de tus mamas sea circular, regular, y más o menos simétrico en ambas mamas. Obsérvalo también girándote de lado.

Después comprueba lo mismo con los brazos a la cintura mientras haces presión sobre tus caderas con las manos.

3. PALPACIÓN DE PIE

Continúas estando de pie pero esta vez levanta el brazo izquierdo y pon la mano izquierda sobre tu nuca. La mano derecha la utilizarás para palparte la mama izquierda.

Para palparte la mama usa las yemas de los tres dedos medios de la mano (índice, corazón y anular).

Puedes recorrer la mama de varias maneras, haciendo círculos en espiral desde fuera hacia dentro, recorriendo el pecho en líneas verticales o en líneas horizontales.

Explora la mama siguiendo un patrón
Explora la mama siguiendo un patrón | Constantes y Vitales

Debes usar distintos niveles de presión, para sentir las distintas profundidades del tejido mamario.

Presión ligera para palpar el tejido más próximo a la piel, presión media para los tejidos un poco más profundos y presión firme para palpar el tejido más cercano al tórax y a las costillas. No cambies de área hasta haber utilizado todos los niveles de presión.

Mientras vas palpando con los los dedos debes comprobar si notas algún bulto o nódulo extraño.

No te olvides de examinar también el área que va de mama a la axila puesto que es ahí donde se detectan más de la mitad de los casos. Así que, préstale mucha atención.

Luego repite lo mismo con la otra mama (mama derecha con brazo izquierdo).

4. PALPACIÓN TUMBADA

Después, túmbate en la cama boca arriba. Esta postura facilita que el tejido mamario se extienda volviéndose más delgado y más fácil de palpar.

Ponte una almohada bajo el hombro izquierdo para palparte la mama izquierda. Seguidamente, levanta el brazo izquierdo, pon la mano izquierda en la nuca, y pálpate la mama izquierda con la mano derecha haciendo círculos o líneas del mismo modo que hemos descrito antes. Luego haz lo mismo para la otra mama.

5. OBSERVAR EL PEZÓN

Ya hemos comentado que debes comprobar que no estén retraídos o hundidos. Pero ahora debes comprimir los pezones con los dedos índice y pulgar a modo de pinza para comprobar si sale líquido. Si así fuera, toma nota del color y la textura que tiene para describírselo a tu médico.

Cuándo consultar al médico

Si durante la autoexploración has encontrado algunos cambios fuera de lo normal en las mamas el médico puede recomendar análisis y procedimientos adicionales para investigarlos, incluido un examen clínico de mama, una mamografía y una ecografía.

Enumeramos algunos signos de la autoexploración que se deben consultar al médico:

  • Si notas un bulto o nódulo duro cerca de la axila.
  • Si observas cambios en la forma en que se ven o se sienten las mamas, incluidos un aumento de volumen o una pesadez notable.
  • Si la piel de la mama presenta hoyuelos, arrugas, protuberancias, crestas o enrojecimiento.
  • Un cambio reciente en el pezón, que se retrae (invierte) en lugar de sobresalir.
  • Sensación de calor, hinchazón o dolor.
  • Picazón, escamas, llagas o erupciones.
  • Secreción sanguinolenta del pezón