Un equipo del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CBM-CSIC-UAM) ha identificado un mecanismo inédito que podría incrementar la eficacia de la inmunoterapia en el tratamiento del cáncer. El hallazgo, publicado en la revista 'Nature Communications', revela cómo se interrelacionan dos procesos celulares clave: la apoptosis (muerte celular programada) y la autofagia (reciclaje interno de las células).
El estudio se centra en un fenómeno conocido como muerte celular inmunogénica (ICD), una forma específica de apoptosis que sí consigue activar el sistema inmune frente a las células tumorales. Algunos tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia ya inducen esta respuesta, pero su eficacia todavía está limitada por mecanismos celulares que impiden una activación inmune completa.
Uno de estos mecanismos, descrito ahora por el equipo liderado por el investigador Felipe X. Pimentel-Muiños, implica la formación de vesículas citoplasmáticas no convencionales que secuestran la molécula energética ATP, impidiendo que sea liberada durante la apoptosis. La presencia de ATP fuera de la célula es crucial para desencadenar una respuesta inmunitaria efectiva.
“La autofagia es un fenómeno conservado evolutivamente que juega un papel importante en la prevención de diversas patologías, como el cáncer, las enfermedades inflamatorias y las neurodegenerativas. Debido a esta capacidad preventiva, existe un gran interés en descifrar los mecanismos moleculares que controlan este proceso en células humanas con la intención de explorar su potencial terapéutico”, señala Pimentel-Muiños.
Estas vesículas presentan marcadores propios de autofagia, pero el proceso observado no corresponde a la autofagia convencional. En realidad, da lugar a la formación de un nuevo complejo proteico mitocondrial que activa de forma específica una parte de la molécula ATG16L1, implicada en autofagia, pero que en este contexto actúa de manera no convencional.
Este descubrimiento es especialmente relevante porque la activación atípica de ATG16L1 suprime la inmunogenicidad de la muerte celular, interfiriendo con la capacidad del organismo para reconocer y atacar a las células cancerosas. Por tanto, inhibir esta vía alternativa de ATG16L1 podría mejorar significativamente el impacto de tratamientos antitumorales al restaurar o aumentar la respuesta inmune inducida por la apoptosis.
El equipo de investigación subraya que dado que esta vía no convencional no altera las funciones protectoras normales de la autofagia, su inhibición podría llevarse a cabo sin efectos adversos importantes, convirtiéndola en una estrategia terapéutica prometedora.
Además de su relevancia para el cáncer, los resultados aportan conocimiento sobre el papel dual de la autofagia en procesos patológicos como enfermedades inflamatorias o neurodegenerativas, lo que refuerza el interés por continuar explorando estas rutas celulares complejas.
Este avance no solo amplía el entendimiento de las funciones celulares en condiciones de estrés o enfermedad, sino que también abre la puerta al diseño de nuevas terapias dirigidas, que podrían mejorar la eficacia de los tratamientos oncológicos actuales sin comprometer el equilibrio celular general.