Un grupo de expertos de Estados Unidos, América Latina, África y el sur asiático han elaborado un informe en el que solicitan, con argumentos científicos, que se tomen medidas para prevenir la transmisión de enfermedades de los animales a las personas.

Esto es fundamental para prevenir futuras pandemias porque a pesar de que se invierte en el control de brotes, como las pruebas de diagnóstico, los medicamentos y las vacunas, resulta insuficiente para prevenir el riesgo.

Además, evitar la transmisión de enfermedades de animales a humanos también contribuye a la estabilización del planeta y a la revitalización de su biosfera. Ambos aspectos resultan fundamentales para preservar la salud humana y el bienestar económico.

La principal fuente de propagación de patógenos reside en las operaciones ganaderas, el comercio de animales salvajes, el cambio en el uso del suelo (con la destrucción de los bosques tropicales en particular), la caza, la expansión agrícola y la urbanización rápida y sin planificar.

Por su parte, el cambio climático también está afectando a los hábitats de los animales terrestres y marinos, que se ven obligados a desplazarse hacia nuevos lugares, lo que puede propiciar la entrada de patógenos en nuevos huéspedes.

Por otro lado, la agricultura presenta relación con más del 50% de enfermedades infecciosas zoonóticas que se han desarrollado en el ser humano desde 1940. Así, el grupo de trabajo aboga por que se aprovechen las inversiones para fortalecer el sistema sanitario y lograr así avances en la conservación, la salud humana y animal y la prevención de los efectos secundarios.

Un ejemplo positivo de este modelo integrado es el de Borneo, donde tras una década de trabajo, se redujo la deforestación en un 70%, hubo atención sanitaria para más de 28.400 pacientes y disminuyeron sustancialmente enfermedades como la malaria, la tuberculosis y otras comunes en la infancia.