El trabajo revela la importancia presente y futura de los telómeros en la medicina. En los últimos años no solo se ha confirmado su relación con el envejecimiento; defectos en los telómeros aparecen asociados a cada vez más enfermedades, incluyendo numerosos tipos de cáncer. 

La revisión que publican al respecto Paula Martínez y María Blasco, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), en Trends in Biochemical Sciences, subraya la importancia de investigar estas estructuras para mejorar el diagnóstico y desarrollar posibles tratamiento de muchas enfermedades. 

Los telómeros, las estructuras que protegen los extremos de los cromosomas, opinan estas investigadoras, tendrán una importancia cada vez mayor en la clínica.

Los cromosomas en nuestras células están hechos de ADN y tienen forma de hebra, con una especie de de capuchón en los extremos. Sin esto las hebras de ADN se enlazan a otras, es decir los cromosomas se fusionan y esto finalmente es letal para la célula en cuestión.

Las estructuras que evitan todo esto son los telómeros que se descubrieron en los años 30 pero que hasta pasado un tiempo no se decidió estudiarlos a fondo. "La bilogía de los telómeros es extremadamente compleja, y cuanto más se descubre más nos damos cuenta de lo que queda por descubrir", afirma Paula Martínez, del grupo de Telómeros y Telomerasa del CNIO. 

"Lo que más me sorprende es el número tan elevado de factores que, según estamos viendo, son esenciales para el mantenimiento del telómero, y sobre todo la coordinación tan precisa que se requiere entre todos ellos".

Cuando la célula se replica, la maquinaria molecular que se ocupa de duplicar los cromosomas no es caspaz de llegar hasta el final. 
Es una imposibilidad fundamental , producto del funcionamiento de la maquinaria de copia del ADN, e implica que si al final del comosoma hubiera material genético, con información importante para la célula, se perdería.

Así, los telómeros impiden que esto suceda: consisten en una secuencia de ADN que no contiene ningún gen y que se repite numerosas veces. El acortamiento del ADN con cada división no es importante. Cuando los telómeros se vuelven demasiado cortos empiezan los problemas que se han asociado al envejecimiento: la célula interpreta los telómeros críticamente cortos como un daño irreparable y reacciona dejando de dividirse, lo que impide que los tejidos se regeneren.

Esto ocurre en las células sanas, pero no en las cancerígenas. Hay una enzima, la telomerasa, que es capaz de alargar los telómeros de nuevo, y que la mayoría de las células de un organismo adulto no tienen pero que sí está activa en las células tumorales. 

Esta relación con el envejecimiento y el cáncer hace que se estén estudiando intensamente estrategias basadas en los telómeros para combatir tanto el cáncer como las enfermedades asociadas a la edad. 

Recientemente el grupo de Blasco ha demostrado que es posible quitar la inmortalidad al cáncer actuando sobre los telómeros.  Sin embargo, la descripción anterior de los telómeros es una versión simplificada de la historia.