La investigación, en la que ha participado Sanitas, demuestra que la exposición a concentraciones superiores a 25 microgramos de partículas contaminantes por metro cúbico aumenta en un 14% el riesgo de fallecimiento en personas ingresadas por infarto. Se trata de la primera vez que se obtiene esta evidencia en toda España.
Frente a este escenario, Sanitas subraya el doble beneficio de la movilidad activa en las ciudades: reduce la contaminación y mejora la salud de quienes la practican. “Incorporar la actividad física en los desplazamientos cotidianos tiene un impacto directo en la reducción de factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, la obesidad y la diabetes tipo 2. No hablamos únicamente de un medio de transporte, sino de una estrategia preventiva de salud pública”, señala la doctora Sonia Gutiérrez, vicepresidenta de la Fundación de Investigación e Innovación de Sanitas y autora del estudio.
Además, la Organización Mundial de la Salud recuerda que el sedentarismo es uno de los principales factores de mortalidad prematura. Introducir rutinas como caminar al trabajo o ir en bicicleta no solo protege el corazón, también fortalece el sistema inmunológico, mejora la respiración, contribuye a un mejor descanso y ayuda a reducir el estrés.
Ciudades más limpias y saludables
El informe Influencia del medioambiente urbano en la salud de las personas, elaborado por el instituto BIOMA en el marco de la Cátedra Sanitas Salud y Medioambiente de la Universidad de Navarra, recopila evidencia de los beneficios de la movilidad sostenible. Entre ellos, un dato clave de la World Heart Federation: caminar o usar la bicicleta en los desplazamientos diarios podría reducir hasta un 11% las muertes relacionadas con enfermedades cardiovasculares.
Además de mejorar la salud individual, este cambio en la forma de moverse transforma el entorno urbano. Reducir el uso del coche privado disminuye la contaminación del aire, el ruido y la congestión del tráfico. “Cuando hablamos de movilidad sostenible no nos referimos únicamente a un cambio en la forma de desplazarnos, sino a una transformación profunda de la ciudad”, afirma Jesús Miguel Santamaría, director del Instituto BIOMA.
Caminar o ir en bicicleta favorece la salud personal y, al mismo tiempo, impulsa ciudades más habitables, limpias y equitativas. Apostar por la movilidad activa no es solo un gesto individual: es una forma de proteger nuestro corazón, nuestra calidad de vida y el entorno en el que vivimos.