Los científicos de las universidades de Vermont y Tufts, en Estados Unidos, han sido los creadores de los xenobots, los primeros robots vivos a partir de células madre de rana (de la piel y de tejidos del corazón).

El equipo usó un algoritmo evolutivo para crear miles de diseños candidatos a nuevas formas de vida y, a medida que se ejecutaban impulsados por reglas básicas sobre la biofísica de lo que la piel de rana y las células cardíacas pueden hacer, los organismos simulados más exitosos se mantuvieron y refinaron, mientras que los diseños fallidos se descartaron. Más tarde, los científicos transfirieron los diseños 'insilico' a la vida real a través de un trabajo clave del microcirujano Douglas Blackiston.

Para lograrlo, primero recolectaron las células madre de los embriones de las ranas que luego se separaron en células individuales y las dejaron incubar para, después, cortarlas y unirlas en función de los diseños especificados por la computadora.

Las células resultantes, ensambladas en formas corporales nunca vistas en la naturaleza, comenzaron a trabajar juntas sorprendentemente y, de este modo, los investigadores demostraron que estos organismos reconfigurables pueden moverse de manera coherente y explorar su entorno durante semanas siendo impulsadas por depósitos de energía embrionaria. Sin embargo, si se volcaban, estos fallaban.

Las pruebas posteriores mostraron distintos grupos de xenobots que podían ir hacia una posición central de forma espontánea y colectiva y, otros, que fueron construidos con un agujero en el centro para reducir la distancia.

En la actualidad, la mayoría de las máquinas relacionadas con la medicina están fabricadas a partir de materiales como el acero o el plástico, con cierta resistencia y flexibilidad. Sin embargo, estas tecnologías pueden crear problemas ecológicos y de salud.