A fin de reducir los contagios por coronavirus en una población, se ha realizado un análisis computacional de pruebas de la COVID-19, cuyos resultados establecen que resulta más importante la cantidad de pruebas que se realicen frente a su sensibilidad.

La revista PLOS Computational Biology ha publicado estas conclusiones realizadas por los investigadores de la Universidad Ashoka de Sonipat (India), Philip Cherian y Gautam Menon, así como por el científico del Centro Nacional de Ciencias Biológicas TIFR de Bangalore (India), Sandeep Krishna.

Así, en la India se realiza la combinación de dos tipos de pruebas: una primera muy sensible, que se basa en la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR), y una segunda prueba menos sensible y más rápida, de antígenos.

Tradicionalmente, se ha pensado que el uso exclusivo de las pruebas de tipo RT-PCR resulta suficiente para reducir el número de infecciones. Sin embargo, estas pruebas son más caras y sus resultados no son inmediatos.

Por ello, aún no está del todo definida qué combinación de pruebas resulta más eficaz para obtener resultados óptimos y que, al mismo tiempo, tenga en cuenta las limitaciones de costes.

En este sentido, Cherian y el resto de investigadores, realizaron simulaciones de la propagación del COVID-19 a través de modelos computacionales. Para ello tuvieron en cuenta las distintas combinaciones de pruebas posibles, así como las compensaciones económicas entre unas y otras.

Así, calcularon el número total de contagios que se podrían producir al final de una pandemia en cada situación teniendo en cuenta el movimiento de los individuos en diferentes lugares.

Como resultado del análisis, el uso exclusivo de pruebas rápidas de antígenos podría ofrecer resultados similares al uso de las pruebas RT-PCR respecto al total de infecciones, siempre y cuando el número de personas examinadas sea lo suficientemente elevado.

Esto quiere decir que, aquellos países que tengan un nivel de ingresos medio y bajo, podrían mejorar sus resultados y controlar el número de contagios si se centraran en aumentar la cantidad de pruebas rápidas de antígenos, en lugar de las RT-PCR.

Por su parte, los científicos afirman que los gobiernos deben seguir investigando nuevas combinaciones de pruebas para reducir los contagios al máximo. Como su coste está disminuyendo, cabría la posibilidad de recalibrar estas combinaciones periódicamente.

Así, Menon afirma que focalizar el control de los contagios por medio de pruebas rápidas de antígenos, teniendo en cuenta su continua mejora y sus compensaciones económicas, puede supone cambios políticos que modifiquen la trayectoria de la pandemia.